del que muy dificilmente saldrá,
confieso que yo mismo la he empujado,
no sopoetaba su obstinado deseo de arrancar de mi
la poca luz que me quedaba.
Pobrecita de ella, o de él,
nunca nos preguntamos el sexo,
o el genero de nuestra sombra,
lo cierto es que me asustaba,
me espantaba.
Es por eso que la he exiliado,
por eso la arrojé al valle de la muerte
quizás la he matado,
quizás sobrevivió,
De cualquier modo, aquí estoy,
dusfrutando su ausencia,
fortaleciéndome... por si vuelve
Víctor De la Hoz
Alengüei Kayun
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