diciembre 04, 2019

Internado Cap. III


 La Apuesta


Mediados de Mayo, Jardín colindante



Eran como las once de la mañana cuando salieron a recreo, y pequeños de otro curso jugaban formando un círculo en el suelo con una botella en el centro.

   ¿Vas a  jugar  Cuty o te vas a poner gallina?
   ¡A quien le dices gallina!
   ¿Qué tienes para apostar? – dijo así el chico rubio

Cuty se revisó los bolsillos y no traía nada más que el llavero del casillero en donde guardaba sus cosas

   Pues si no cumples con lo que te vamos a poner ¡pierdes la prenda!
   ¡¡Nooo! ¿Por qué después con qué voy abrir mi veliz para cambiarme

Y pues la botella giraba y giraba hasta que le tocó a Cuty

      “Juesúh que prueba me van a poner estos ingratos” – pensaba el chico

   ¡Pues Cursito! Te toca ir a gritarles a las cocineras a ver a que hora está el almuerzo
   ¡Ah, eso! Pues si quien lo hago desde aquí – exclama el muchacho envalentonado
   No, tienes que ir allá a que entres y luego encararlas y decirles: “¡Ya tenemos hambre, haber  cuando está listo!

El muchacho fue y con él también lo hizo un compañero que fuera de testigo, y entra a la cocina y las mujeres se le quedan  viendo

   ¿Qué miras,  necesitas algo Crusin?
   ¡Pues si! – dice él muy exaltado por los nervios  –  ¡A ver a que hora esta el almuerzo por que ya tenemos hambre! Y ustedes ahí nomás cotorreando, parecen tortugas

Y sale corriendo como alma que se lleva el diablo aun sabiendo que le iba a costar una sanción pero no quería perder su manojo de llaves

   Órale ya cumplí mi desafío

Y se le devolvió la prenda y salió del circulo para darle lugar a los demás y así le tocó el turno a otro

 — ¿Y cuál es mi desafío? – dice ahora un gordito de gafas cuadras, también decidió ya que pensó que la penitencia iba a ser parecida a la de Cuty
— Pues tienes que besar a Bárbara – dijo el rubio un tanto burlón ya que la muchacha era algo dientona
— ¡Ah, no así no vale! Yo quería un como el de Crucito
— ¡No.. los desafíos son desafíos!


Entonces la muchacha salió corriendo sin dejarse alcanzar por los pasillos, pero la tarea era que entre dos o tres las sujetaran para que el gordito de gafas le plantara el beso, pero ésta se escondió, dejando al pobre desangelado incierto en su cometido volviendo así donde estaban los demás. 

— ¿Y qué pasó, dónde está la Bárbara? 
— No sé, salió corriendo y no la pude pillar 
— Yo sé dónde está – burlón Cuty le dice 
— Dime, dime 
— No, búscala  
— ¿Cómo es que sabes dónde está? 
— Porque yo la vi a donde fue a esconderse, desde aquí 
— Pero dime, dime 
— Usted búsquela, usted es el interesado, yo no 


Mientras que la muchacha se escondía en unas jardineras del patio justo al lado de donde estaban Mnerva y los otros; observado como el muchacho alto hablaba con el gordito de gafas, ella le hacía señas de que no le dijera nada de donde estaba escondida. Y poco a poco se iba moviendo sigilosa de donde estaba, igual que una gata asustada huyendo. Dirigiéndose corriendo a los dormitorios para esconderse en su cama. Entonces Cuty le dijo al gordito en donde estaba, pero como salió corriendo fue inútil y por mas que la buscó no la encontró y como los niños no podían entrar al cuarto de las niñas, solo los menores hasta 11 años podían entrar, y como ese grupo de 12 a 14 pues no se les permitía. 








Alengüei Kayun






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