diciembre 10, 2019

Internado Cap. IX

La noche Mágica



  Junio  2004


Esa noche llovía copiosamente, el cuarto de las alumnas estaba muy agradable con calefacción ideal para estudiar ya que pronto se aproximaban exámenes del primer semestre y la materia en cuestión era muy difícil así que las 4 compañeras que compartían el cuarto estaban juntas a una mesa redonda de trabajo para organizarse con lo que había que estudiar. Todo iba muy bien, hasta que suena la notificación de un celular.


                      Miguel:
                                     Señorita estoy en mi despacho


Pamela ve la reacción de Minerva que se pone algo nerviosa y sonríe.

— Chicas, me tengo que ir,   – Minerva se pone de pie tomando así sus cosas de la mesa y metiendolas a un pequeño bolso, luego se dirija al baño para arreglarse un poco el cabello y maquillarse un poco los labios

Cuando sale Pamela  vuelve a mirarla, ya sabe a donde va...



A través del pasillo la niña camina con su mochila, se logra escuchar la lluvia por algún que otro ventanal a medida que va andando, son las nueve de la noche y no hay nadie por el corredor, hasta que llega a una puerta. y toca con los nudillos dos veces, y su corazón salta.

Dentro, unos pasos se hacen sentir encima de una alfombra, la puerta se abre y Miguel frente a ella le sonríe invitándola a entrar.

— Hola  –  dice ella algo nerviosa,
— Pase, que bueno verla, ¿Gusta de un café?
—  Si, por favor

Miguel le prepara un exquisito café con unos dulces que había comprado aquella maña en un local árabe.

— ¿Mucho que estudiar señorita?  –  la voz ahora era un poco mas suave, en verdad quería hacerla sentir bien y no asustarla
—  La verdad es que si, – por un minuto Minerva se sintió tranquila – este semestre ha sido muy rápido, es el ultimo año y estoy nerviosa si logre o no pasar.
— Claro que vas a pasar,Minerva, eres muy buena en lo que haces y en lo que te propongas hacer, la vida es muy dura, es cierto, pero tú tienes todo el potencial para seguir adelante

La muchacha lo miraba con sus ojitos muy abiertos y luminosos, realmente  lo amaba y cuando la tuteaba era como si fuese algo maravilloso.

Al ver la mirada de la niña, Miguel se pone en pie y da unos pasos a donde esta ella, se detiene frente a ella extendiéndole la mano para que se levante y cuando ésta de levantó, los brazos de aquel hombre que ella siempre ha querido, ahora la rodeaban muy suave y muy cálidos

— Que el mundo no se te haga grande mi chiquita –  era un suave murmullo el que oia a su lado, como el viento susurrando una caricia.

Ella le correspondió rodeándolo con fuerza, quería inhalar cada centímetro de su piel, a ese aroma tan propio de él.

Estando así ella tiene un impulso, lo mira a los ojos mientras que ahora sus manos van subiendo lentas desde la espalda, de aquel hombre, para llegar a su cuello y así inclinandolo un poco hacia abajo mientras ella empina un poco su nariz levantando los tobillos. y así besarlo muy suavemente mientras que con sus manos desabotona la camisa botón por botón muy hábil y muy despacito para dejar al descubierto aquel suave y blanco pecho desnudo, mientras él con sus manitos toca las suyas acariciándolas suavemente hasta que ella termina su labor y así él luego la abraza guiándola hasta el sofá de  aquel despacho para recostarla enredándola en sus brazos para sentirla más cerquita, toma con sus manos al rostro tierno de aquella joven inocente para llenarla de besos; empezando por los ojitos, las mejillas,la nariz, para aterrizar por fin en su boquita, para él tan dulce, y así se la va comiendo, saboriandola sin dejarla hablar. Mientras que con sus manos acaricia su cuerpo desde el cuello, por la parte de atrás hasta la espalda, pasando por la cintura, su trasero, subiendo por sus caderas y sin dejar de besarla, sube otra ves sus manos por los costados para que esta ves sus dedos rocen su pecho ardiendo, hasta legar a sus dulces senos, acariciándolos y al mismo tiempo desabotonando la camisa para abrir camino a esa boca que viene bajando por su cuello, besa su pecho y se detiene con cierto énfasis en sus senos blancos y muy suaves, para deleitarse con ellos, suponiéndolos y mordiéndolos despacito, para que la muchacha no se asuste, muy suave. Sus manos inquietas buscan aquello, ansiosas de aterrizar, despojándola de todo aquello que la cubre mientras se desliza por todo su cuerpo, sin ningún apuro, como se las horas no existiesen, con su boca llegando hasta su ombligo, saboreando su piel y pasando más abajo sus labios traviesos se posan ahí en ese paraíso provocando travesuras increíbles con su boca y su lengua;  mientras ella respira agitada, temblorosa, mientras él sigue jugando, ahora con una de sus manos, mientras su boca sube dejando a sus manos felices jugando  con su paraíso, mientras él esta que se quema por dentro deseando tenerla, deseando hacerla suya, jadeando, respirando agitado, encontrando su boca con la suya, muy despacio se acomoda para hacerla suya por fin. Miguel la deseaba tanto.


— ¡Al fin te tengo Minerva ! Por fin

Miguel empieza a moverse suave y constante, ella manifiesta placer en su sonrisa picara, mientras que se besan como jugando a pillarse en esos besos lentos y apasionados y mientras él se mueve y se mueve en ella, depronto ésta pide que acelere y ahora es él quien sonríe y con gusto lo hace con ganas, sin cansarse, sin parar, mientras que su boca se vuelve loca la suya , la aceleración se hace latente, los corazones casi quieren estallar, hasta que de pronto todo se vuelve explosión, inhalando un fuerte respiro hacia dentro para asi estallar en mil pedazos y llegado ese momento ambos abren desmesuradamente los ojos de tanto placer quedando exautos y perplejos tendidos en el sofá.











Alengüei Kayún 










1 comentario:

Amazona dijo...


Excelenete seguiré leyendo que talento nena