diciembre 17, 2020

La Escuelita Jodedora VII

 A la mañana siguiente en el pueblo Angie se veía bastante mejor y ya tenía mucha hambre y fue sus clases como si nunca le hubiera pasado nada

En la escuela era todo normal, las festividades habían pasado y ya pronto empezarían las vacaciones. 

—Belinda, pero que cara traes ¿te sientes bien?

La muchacha rechoncha tenía un perfil caído y ojeroso y estaba a punto de vomitar cuando corrió a los baños chocando con Teresa quien venía en dirección a su amiga

—¿Y a esa qué le pasó?

—Ni idea, pero tú tampoco te ves muy bien

—Me duelen un poco los huesos, pero estoy bien creo que me va a dar gripe

—¡Ay no! 

Todo parecía ir transcurriendo con normalidad, salvo una cosa: Nicanor no apareció y de verdad que él siempre ha sido muy responsable en sus cosas y ni siquiera había mandado un mensaje a su prometida. Todo era muy extraño, luego de esa última semana ya tocaban vacaciones y cada quien se iría por su lado. Angie por la tarde fue a casa de Nicanor para saber que le había pasado 

—Hola Pequeña Pelusa, pasa, Nicanor está en el cuarto

La madre del chico siempre alegre y hermosa le abrió la puerta para que entrará y cuando subía por las escaleras hasta la habitación sintió un escalofrío y una sensación de pesadez que casi por instinto se llevó la mano al escapulario. La puerta estaba cerrada y al golpear con los nudillos la madera, se oyeron unos pies descalzos sobre la alfombra. Al abrirse Nicanor ve a los ojos de Angie y se abalanza hacia ella en un abrazo largo y profundo y un suspiro tanto profundo deja escapar un sollozo casi incontrolable.

Luego de un rato recostados sobre la cama Nicanor más calmado le cuenta lo que le había pasado aquella noche luego de se despidieran en la puerta de la casa de ella  

—En el camino a mi casa me encontré con Emilio, Sofía y Belinda quienes me invitaros a un lugar cerca de ahí que querían hablarme de algo muy importante acerca de ti. Les expliqué que era muy tarde y que ya te había acompañado hasta tu casa, pero me dijeron que la cosa iba a ser breve y la verdad que no recuerdo mucho lo que pasó después

Su expresión se volvió sombría y algo turbia, el muchacho le contó que lo llevaron a un antro donde había vedets bailando sobre una tarima con un caño, sentía olor a tabaco y otras sustancias narcóticas que comenzaron a marearlo, y no entendía muy bien lo que pasaba, de pronto una de ellas se acercó a la mesa donde estaban conversando y Emilio se arrimó a la bailarina y muy cariñoso empezó a comportarse de una manera carismática y extrovertida, mientras que Belinda y Sofía se reían. 

—¡Sírvete un trago amigo! – le dijo Belinda con una voz muy dulce, pero con unos ojos llenos de maldad

Al beber cada sorbo el muchacho sentía que su sangre se agolpaba en su cerebro y por su cuerpo crecía la urgencia de algo que se le escapaba de las manos. Una sensación de deseo, lujuria y placer era casi imposible de sostener hasta que de pronto estallo con la mirada de una bailarina delante de él. Con un cuerpo de Diosa, vestida con un top y pantalones de látex, unos labios rojos, cabello largo lacio y unos ojos negros con expresión muerta. 

—… y la verdad que no recuerdo mucho lo que pasó después por qué mi mamá dice que llegué drogado y muy… – Nicanor baja la mirada – erecto.

La sangre se congelo en las venas de esa mujer que estaba escuchando cada palabra como si estuviera recibiendo balines uno tras de otro. Por un instante guardó silencio y secándose las lágrimas se levantó hacia el balcón a conseguir un poco de oxígeno, porque se ha vuelto pálida y las fuerzas se le desvanecían de a poco. El muchacho lleno de vergüenza se le acerca por la espalda e intenta tocarle los hombros, pero Angie se lo impide haciendo que Nicanor retroceda y ella salga corriendo escaleras abajo.

 Aquella noche ninguno de los dos pudo dormir y es que la sensación de inestabilidad era inminente y se sentía muy horrible.





Alengüei Kayún


diciembre 14, 2020

La Escuelita Jodedora VI





Cerca de las dos de la mañana en una casita lejana, Angie entra, igual que su madre, sacándose los zapatos, y sin prender la luz, pero al ver la lampara encendida a un costado del sofá ve que su madre duerme con una manta y descalza viendo el televisor. Angie la mueve despacito para despertarla y juntas van a la habitación de la madre y ella le ayuda a meterse a la cama.

Una vez en su cama Angie hace un recuento del día y los momentos en los que estuvo con Belinda, y haciendo una mueca de desaprobación no puede creer que tengan mismo papá. No podía tener tanta mala suerte. hasta que se quedó dormida:


En noche de luna llena en medio del bosque, caminando descalza y con su camisón blanco iba descubriendo la soberana noche en su máxima expresión, cuando en frente de ella a no más de tres metros, una mujer de cabellos negros y lacios, piel muy blanca y unos ojos rojos, le sonreía malévola. La niña se asusta y trata de huir, pero al estar paralizada la bruja se va acercando más y más y a la pequeña le comienza a doler la cabeza terriblemente.

"Este territorio es mi propiedad, y ni tú ni nadie me lo va a quitar"


La voz entró taladrante con un rostro envejecido tan fuerte que Angie tuvo un sobre salto y gritó tan fuerte que su madre fue a verla para saber que pasaba; al llegar a su cuarto, la niña estaba destapada sudando frio, temblaba tenía fiebre y delirando. Minerva despertó a Marta quien la ayudó hasta que amaneció, pero nada les dio resultado, por lo que apenas dio la luz del sol fueron con la niña al doctor a ver si conseguían algo. Lograron estabilizar la fiebre y la sudoración, sin embargo, el medico fue muy explícito en que esto solo lo había visto solo dos veces antes de éste, el único remedio es La Machi que vive apartada de la ciudad y quien va a ese lugar debe tener en claro que abajo debe dejar su orgullo y su presunción, 

Las dos mujeres se miraron con el corazón afligido y sin decir nada Minerva tomó la responsabilidad, tenía que salvarla, porque con Regina no pudo y hasta el sol de hoy eso es lo que más le duele. 

Al llegar a la casa acostaron a la niña que permanecía dormida por los calmantes que le dio el médico para la fiebre, pero seguía delirando, y eso, les dijo el médico que, era lo que La Machi debía arreglar.


— ¿Señora se siente bien? –  dijo Marta con angustia en sus ojitos 
— No Martita, no estoy bien, pero debo estarlo o sino perderé a mi segunda hija y eso no lo puedo permitir.

Guardó unos segundos de silencio recordando lo de Regina y una lágrima rodó por su rostro. A la mañana siguiente apenas rayaba el sol ya estaba en pie, no había dormido absolutamente nada. Antes de irse se dirigió a la habitación de la hija y la bendijo colocando el escapulario en su pecho.

—¡Señora, al menos tome desayuno!
—La verdad que no puedo tragar nada Martita. No sé a qué hora voy a regresar, por favor cuídamela
— Sí señora.

Ese viernes por la mañana Minerva tomó su gabardina, una cajetilla de cigarrillos y unas pocas monedas y se dirigió rumbo al bosque. El camino fue largo y extenuante, comenzó a ser frio y un viento empezó a congelarle los ojos y su amputación empezó a dolerle. 
A pocos metros encontró una piedra lo suficientemente grande y se sentó para revisarse la pierna que, al desprenderse ligeramente de la prótesis, se dio cuenta que el paño de la envoltura que cubría su rodilla estaba con pequeñas manchas de sangre. 

De su mochila saca un vendaje nuevo y se limpia la herida, quizás, ocasionada por tanto caminar hasta la cumbre. Aún estaba a mitad de camino cuando el frio se volvía mas intenso y el respirar se volvía más dificultoso; su cerebro comenzaba a notar la falta de oxigenación, lo que le hacía percibir pequeños episodios delirantes 

—¿Mucho cansancio?
—¿Qué haces aquí?
—Calma pollita tienes que comer y te estás deshidratando
—Gabriel tú estás muerto, es imposible que hayas sobrevivido a ese incendio

El hombre se hecha a reír con una risa de liviandad excesivamente estruendosa

—Te diría. Pollita, que me vez aquí porque vine desde el cielo en una nave extraterrestre, pero la verdad es que me ves aquí porque te falta oxígeno en el cerebro y si no comes te desmayas 

La madre angustiada siguió caminando sin oír lo que el delirio le decía en susurro, y sin detenerse, hasta que de repente una enorme serpiente pitón amarilla de ojos rojos salta para atacarla. Minerva cae a un costado del río cuando está a punto de ser mordida, aparece un lobo blanco de ojos azules el cual se cruza por delante para recibir el mordisco. Una vez en tierra el lobo se posiciona por encima de su cabeza mostrando los colmillos, amedrentando a la depredadora

El lobo blanco reclina las orejas hacia tras y en un acto de buena convivencia baja la cabeza para que la mujer la toque, Minerva asustada levanta su mano derecha muy lentamente y al llegar a la frente del animal comienza a emanar una energía azul celeste y una sensación de paz tan inmensa recorre el cuerpo de ambos seres. Entonces ocurre que la niña reconoce a su madre. 

Sobre aquella enorme montaña, los seres que ya no habitan este mundo pueden manifestarse de diferentes formas. Alengüei tomando la forma de una loba blanca, inclina lentamente la cabeza hacia arriba mostrando así unos ojos humanos azules cristalinos; aquellos mismos que la niña recordaba dándose tanto amor. Todo tuvo sentido.

—Hija mía, tu pequeña se salvará. Has llegado hasta aquí enfrentando tus peores miedos, y a tus propios demonios. Cuando bajes tendrás otra perspectiva de la vida. Y habrás conseguido pasar al siguiente nivel 

La voz de su anciana madre la podía oír dentro de ella, como si fuese su propia consciencia reconstruyéndola desde el interior hacía fuera. Cuando Minerva abrió nuevamente los ojos la loba no estaba ahí y buscando con la vista se da cuenta que una cabaña estaba en frente. Había llegado.

Toca la puerta con los nudillos, ésta se abre como si estuviera entreabierta; dentro el calor de una chimenea le recuerda lo frío y crudo que ha sido este viaje, se acerca por instinto y cuando el calorcito empieza a subir por sus pies se va percatando de cada detalle de aquel pequeño y acogedor lugar, muy detalladamente hasta que se encuentra con un pequeño cofrecillo que se apodera de toda su atención. Se dirige entonces muy cauta hasta la mesa en donde se encuentra.

—Te estaba esperando 

La voz de la mujer asusto mucho a la mujer quien de un salto hizo caer el cofre del que salió volando una fotografía. La vieja mujer con un movimiento de dedos atrajo el papel a sus manos y éste fue volando.

—Siéntate, te daré algo de comer para que tu demonio te deje en paz

Minerva sabía de los poderes de una Machi gracias a las historias que le había contado su madre, pero era la primera vez que estaba en presencia de una. 

—¿Cómo puedo ayudar a mi hija? No quiero que se muera y se la lleve ese infeliz 
—Tranquila, el venir aquí ya ha ayudado a tu hija y créeme que ya se recupera, solo hace falta que tú como su madre hagas una sola cosa.




Alengüei Kayún


La Escuelita Jodedora V


Andrés como ya sabía desde antes lo que Angie le tenía preparado al novio, hizo detener los mariachis para en su lugar colocar un tema muy especial que la novia había pedido 

— Todo tuyo Angela, cuando quieras. – Malabolí con esa voz tan parsimoniosa hizo que todos guardaran silencio y comenzara la murmuración por lo bajo.

— Emi, tengo sueño, me puedes llevar a mi casa por favor bebé – Sofía con esa voz de niña malcriada se lanzaba en los brazos de su enamorado para que la sostuviera en sus brazos, 

— Ya Sofy tranquila, si gustas te pido un Uber, yo quiero saber que tanto van a hacer 

— ¡Ah no! Yo me quedo, pero tengo sueño Emi

De pronto las luces de la sala de eventos se apagan por completo para que luego la música ahogara los gritos y una luz celeste pálida ilumina el escenario mientras que Tere con un micrófono comienza a narrar una pequeña historia

— Buenas noches a todos y a cada uno de los presentes en este salón. Hoy por motivo del Aniversario número uno de esta Escuela hemos aprovechado la ocasión para que Angie Kayún realice una petición a voz populis. Así que dejo en este escenario a Angie Kayún


Tere baja el micrófono a la altura de su pecho y caminando hacia la izquierda del público baja los peldaños, mientras sube Angie que llevaba puesto un vestido azul sin mangas con un escote pequeño, totalmente ajustado a la silueta del cuerpo, unos quince centímetros arriba de la rodilla, unas medias color piel blanca, unas sandalias  de tacón chino color lilas y su cabello color plata hasta la altura del pecho era tomado en un medio lazo, tomando solo los cadejos detrás de las orejas haciendo caer el resto por detrás de la nuca hacia delante pasando por los hombros 

— Nicanor. Hace ya un tiempo que nos conocemos, hace un tiempo que nos apoyamos mutuamente en nuestras turbulencias amorosas y nos hemos entendido desde entonces.

Angie se acerca hacia donde se encuentra su novio entre el público y extendiéndole la mano para invitarlo a subir el muchacho extiende su mano para tomar la de ella y subir a la tarima de un salto: con un pantalón de tela negro, una franela negra de cuello y mangas largas, su cara afeitada, envolvía el entorno con un suave aroma a perfume. Realmente un príncipe. y así pues la muchacha continúo diciendo 

—  Es por esto, cosita mía, que quiero pedirte aquí delante toda esta manada de roedores,


Aprovechando que Nicanor queda sin palabras Angie se agacha con rodilla en tierra, de su escote saca una pequeña cajita negra, con un listón lila oscuro y abriéndolo con la mano izquierda, mantiene la postura de un caballero ante un Rey y con micrófono en mano derecha proclama. 

— ¿Quieres casarte conmigo?

El novio tomando dulcemente la mano de su princesa la hace levantar y tomando el micrófono la estrecha fuertemente entre sus brazos y sin soltarla anuncia:

— Aquí delante de toda esta manada de roedores, te digo, amada mía, si quiero casarme contigo 

Diciendo esto Nicanor la separa unos pequeños centímetros para besarla apasionadamente mientras todos aplauden festejando hasta que Tere da la señal y las luces del escenario se apagan un segundo y al volver a iluminarse toda la sala los enamorados ya no están.




Alengüei Kayún


diciembre 12, 2020

La Escuelita Jodedora IV

Capítulo IV





Tere fue la primera en ponerse de pie aplaudiendo, mientras que Angie con Stalin no paran de reírse, y poniéndose de pie aplaudían, mientras los demás no entendían que carajo había fumado Malabolí,
En la tarima Andrés levantaba los bazos con las palmas abiertas, creyéndose el cuento de un ser importante. Verónica tuvo que subir al escenario para tomarlo muy sutilmente y bajarlo mientras él seguía con los brazos en alto caminando hasta bajar.

Después del exponencial discurso se sirvió torta que preparó la madre de Sofía

— ¡Bueno muchachos! Háganme en el favor y me buscan las cucharitas, las velas, los fósforos. Que vamos a picar ¡La Torta!. Los platos están allá arriba, ¡allá! Eso es
— Ahora se viene lo que más le gusta a Malabolí, Picar la Torta ¿Verdad Malabolí?   – Yeshua cuando se ríe se sale tan tierno y adorable
— Aquí traje las cucharitas. ¡mira que bonitas que son! – Tere se las pone encima de sus ojos a Malabolí para  que las contemplara
— Listo, listo, listo, gracias – Andrés tomas los brazos de Tere con ambas manos y en movimiento un tanto impaciente, la alega de él – ¿Ya están todos?
— Si, si están todos  – le dice mientras se toca el brazo izquierdo con la mano derecha  – ¡Que Angie corté el pastel! Que ella hace el corte perfecto y hermoso, por que si lo hago, ¡ay no, que desastre! 
 — Pienso yo que esa torta la hizo Angela, por que se parece mucho a una que me dio a probar un día
—Andrés, la torta la hice yo. y la voy a cortar yo, y el pedazo más grande es para El Fundador, para El cofundador que sería  Stanlin. El segundo es para ti – Sofía con esa voz tan aguda y quebrada gesticulaba con la cabeza hacía delante sosteniendo el cuchillo sin dejar a Emiliano apartarse.

De pronto una música desde la entrada hacía su aparición con trompetas, acordeón y guitarra tocando hermosa música mexicana mientras que Verónica venía al frente del grupo con un vestido negro de tirantes con un escote maravilloso, 

— ¡Ah llegó el mariachi! – sin la menor importancia Andrés se acerca hacia Vero para saludar a los músicos

Mientras tanto Angie habla un momento a solas con Stanlin para saber como le había ido con la venta de un equipo


— Bien, mi amor, pero tengo que ir ahorita hacer esa vaina por el tipo se va esta noche a la frontera y pues ahí si que ya nos jodimos 
—¡Ay bebito! Entonces tienes que ir, ve apresúrate, y acuérdate de  estar aquí cuanto antes por que te quiero dar una sorpresa
— Si va mi amor, voy – Stan besa dulcemente en los labios a su novia y se retira presuntuoso, cuando Angie lo detiene
—¡Espera, abrígate que la noche esta fría coshita
— Gracias mi amor, te amo
—Te amo cosita

Ya nuevamente en la sala de eventos, Angie busca a Tere para terminar con los ajustes de la sorpresa.y se colocan en una esquina del salón para que nadie las escuche 

—¿Pero que estarán tramando ustedes dos, muchachas? – Emiliano mira a Angie bien curiosillo pero Tere es la que habla
 — No sabía que teníamos periodistas en el gremio, no no te creas, estoy jodiendo. Nada Emiliano.
—Ustedes vaya a cuidar de su Sofía que de aquí la veo con una cara de querer matarme por estar usted aquí, Ándele mijo, que no se le aguite la novia –  Angie con una voz seca le responde Emilio, quien cuando se da cuenta de que era verdad lo de Sofía, quiso que lo traga la tierra

Y se fue de nuevo con Belinda y las demás

— ¿Qué hacías hablando con esas viejas hermanito? 
— ¡Ps nada, le preguntaba a Tere si después iba a ver baile o algo así, tranquila hermanita
— Ya ves Sofy, ya ves, tú tranquila


Emiliano puso los ojos en blanco unos segundos mientras que en sus adentros en serio quería que un milagro pasara y se lo tragara la tierra, Mientras que Tere con Angie veían toda la escena pero sin oírla, solo por los gestos se entendía todo

— Ves Tere, ante ti un hombre dominado
— Ya lo veo amiga, ya lo veo


La hora pasaba muy amena, entre comida, bebida y música ranchera, cuando de pronto Angie recuerda lo que le tenía pensado hacer a Stanlin, y viendo la hora se dirige a donde se encontraba Verónica para preguntarle si lo había visto regresar, pero ésta contestarle con una negativa se encoje de hombro, mientras está bebiendo una copa de un exquisito Merlott Gato Negro típico chileno

— ¡Verónica! Verónica por Dios ya basta, deja, deja esa copa en la mesa. Estas bebiendo mucho, contrólate por favor 

Verónica lo mira extrañada y sin saber muy bien cómo reaccionar. ya que todo había sido muy rápido  mientras que Angie lo miraba muy atenta y acordándose de las historias que su madre le había contado, se envalentonó y con una actitud de gata a la defensiva.se interpuso ante el autoritarismo de Malabolí 

— ¿Que es lo que ta pasa, cómo es que ta tratas así? 
— Tranquilízate Angela por dios, solo la estoy cuidando, no la estoy regañando, sólo quiero su bien estar. 

Al decir esto último, su amiga se le acerca por un costado y la sostiene por los hombros por que la sensación de caerse es poderosa. 

— ¿Estás bien?
— Sí Tere, todo excelente, gracias

Ambas se dirigieron a la barra de licores por un tequila y un jugo Angie se acordó de la cara  de ojos rojos con grietas de sangre en el asqueroso rostro de Belinda y le dio escalosfrio, tomándose el tequila 
Tere creyó que el tequila estaba muy fuerte.

— ¡Ah que fuerte está esto! Sabes mi niña lo único que quiero es hacerle el regalo a Stanlin e irme a mi casa, estoy muy cansada, verdad que si 
— Te entiendo Angie, tranquila que y pronto terminará pronto. 

Mientras tanto Sofía bailaba con Emiliano unos temas tropicales, realmente la chama se lucia en todo su esplendor con esa minifalda u ese top de tirante
Angie los miró y en una vuelta Emiliano cruzó la mirada con ella quien levanto una ceja en señal de saludo 

—  ¡Ya llegue muchachos y muchachas! El Master esta de vuelta

Cuando Angie escucha esa voz, dejó caer el vaso que se quebró en el piso y corrió a abrazarle como si en años no lo viera. 

— ¡Mi coshita, ya estas aquí, que alegría!
— ¡Nicanor, que bueno que llegas!, Angie no paraba de moverse, esta muy ansiosa
— ¡Epale bebé, ¿Qué pasó? Todo fino
— Todo excelente mi bebé precioso, ahora si, ahora si
—  Que bueno mi amor, y dime ¿Qué sorpresa me tienes? A ver
— Ya va, ¡Tere, ¿estamos listos?
— Todo listo, Cuando usted diga




Alengüei Kayún 




La escuelita Jodedora III


Capitulo III


Verónica mira a Angie en señal de la misma pregunta y Angie se encoje de hombros. lo que provoco y poco de nerviosismo en el ambiente, y mientras que la gente se empezó a moverse tras las ordenes de Verónica 

— ¿Crees que se dará cuenta que me puse este vestido?
— Claro que se dará cuenta Tere si estas bellicima –  Angie la mira con una amplia sonrisa –  y si no se da cuenta, pues es un imbécil

Y las dos se echan reír de buena gana

— ¿De qué tanto se ríen ustedes dos? – Sofia se les acercó junto con Belinda 

Emiliano venía con ellas y Sofía tomada de su brazo mirando de por sobre su hombro y de reojo, como gata que recién caza su presa

— ¡Saludos gente! ¿Cómo dicen que están? Tersita, Angiesita, Verito, Topy, Yeshua, Michael – ¡Sorpresa! Muchas felicidades por el aniversario. Espero que tengan muchos años más, les saludos con todo ahínco recordando tantas cosas lindas del verano que pasamos todos juntos, que sigan mirando hacía delante con los proyectos firmes. Así que les deseo lo mejor. 

Mientras hablaba, Sofía no lo soltaba aunque en ocaciones Emilio se emocionaba y quería expresar su discurso con los brazos pero la pequeña niña se lo impedía

— ¡Emi! Que alegría que estés aquí  –  Verito se le acercó para abrazarlo muy feliz  –  ¿No has visto a Andrés en la entrada?
 — No Verito, no lo he vito, Ya debería estar aquí, pero bueno, si no llega yo me ofrezco, jajaajajaja

Sofía suspiró a su lado como derritiéndose en mantequilla, Angie solo se reía, Tere se arreglaba el escote del vestido, Vero nuevamente llamaba por celular y nadie le contestaba, Topy con el media lengua jodían como siempre mientras Yeshua  conversaba con novia Natacha cuando de pronto una voz estruendosa hizo su aparición

— ¡Saludos queridos compañeros, compañeras y compañeres! Disculpen la tardanza pero el trafico me impedía llegar a tiempo. Ya no lloren por mi.

Como todo un ser se gran importancia Andrés se presentó ante los demás como si fueran sus súbditos, cuando Verónica se le acerca muy apresurada y algo molesta, sosteniéndole de un brazo muy suave pero notoriamente serio

— ¿Dónde pinch.. andabas Andrés? ¡Ya es muy tarde!
—Tranquilízate Verónica por Dios, se te va arrugar, aún más, esa carita que tienes
—¡Pero qué dices! 
— Ya, no perdamos más tiempo ¡Hola Emiliano!, hombre tanto tiempo, 

Detrás de Andrés y algo escondido por entre los adornos de la gran sala, se movía sigiloso Luciano:  un muchacho de contextura media, estatura media, pero negro, desgreñado y con una gafas cuadras. Nadie se había dado cuenta que había llegado y mejor así para él, por que directo al baño cerro la puerta tras de si. Una ves a solas consigo mismo y respirando hondo se miro al espejo mientras que daba la lave del lavabo, mostrando una risa torcida, haciendo poses de galán echándose perfume en las mejillas y en el cuello. Cuando la puerta del baño se abre

— ¡Hola, qué más! – Yeshua tras de él lo miraba tiernamete a través del espejo; de contextura delgada, piel blanca y más alto que Luciano 

Colocando sus manos por sus caderas un poco más abajo del abdomen y oliendo su cuello como un vampiro apunto de morder. Luciano se sobresalta al tener tan cerca a su amado 

— Hola bebé, te estaba esperando – le dice Lucy mientras se da vuelta y cruza sus manos al rededor de su cuello

Yeshua lo toma firme y de un pequeño salto lo sube al mesón junto al lavabo para contemplarlo mejor y tomando su carita morena, se besan dulcemente. Estaban apasionados olvidando dónde estaban que al sentir la puerta Yeshua brincó hacía atrás como gato erizado, mientras que Luciano salta del mesón cayendo al suelo todo doblado y maltrecho.

— ¡Ay chamo! ¿Estás bien? – Stalin  se asusta al ver a Luciano tirado en el piso mientras que Yeshua no para de reír  carcajadas 
— Si, si estoy bien
— Qué bueno, me diste un susto –  le dice mientras le tiende la mano para ayudarlo a levantar. 
— Gracias Stan
— ¡Hola Kayre! Hermanazo ¿Cómo estás? 

Yeshua era conocido por todo el grupo como Kayre el de la batería y mejor dentro del genero del rap, era el que más se reía de todo y hacía buena dupla con Topy en la música. 

— De pinga chamo 

Luciano lo miraba con admiración por tener los nervios de acero frente a Néstor que casi los sorprende en ese romance tan hermoso entre los dos.


En la sala de eventos estaban listos Adrián, Verónica con Carlos; Belinda con Emilio y Sofía conversaban de la obra de teatro que tenían pensado hacer, y un poco más allá en unas mesas estaban Tere con Angie conversando del vestido. Cuando de pronto se apagan las luces de la sala y solo se ilumina el escenario. y una voz computarizada por Dij Stan 

—  Señores y señores. –  la voz computarizada retumba en todos los alto parlantes de la sala –  Con ustedes en este escenario. Los dejo con; Andrés Gilberto Malabolí 

Dicho esto sube al escenario un muchacho alto con una camisa blanca, corbata verde oscuro, pantalón de tela negro, zapatos de vestir y su pelo corto 

—  ¡Ay Dios! pero que presiosura de hombre –  Tere exclama lo que su corazón grita –  ¡y mira, su corbata es del color de vestido Si pensó en mi!

Angie solo la contemplaba y sonreía muy amena, su amiga estaba tan feliz como ella. Por detrás de ellas se acercó Stalin quien con un dulce beso en la mejilla, saludo a su novia y luego a Tere, quien se sonrojó al sentir que estaba interrumpiendo

— Hola mi amor, ¿Cómo estás?
— Hola mi cosita, todo excelente, ¿y tú?
— Excelente, ¿Qué tal Tere? Cómo estás?
— Todo bien Stan, aquí oyendo el discurso.

En la tarima Andrés Gilberto, daba las gracias a todos los que estaban presentes aquella noche. 

— En este Diciembre quiero desearles a todos que tengan una Feliz Navidad, que La Semana Santa les cumpla todos sus deseos y que en El Día de la Madre pasen unos excelentes carnavales del año dos mil veintiuno. Así mismo también les deseo que ahora, que estamos en el mes de Octubre: la Paz de Blanca Nieves y los Siete Enanitos los acompañe en el momento en que vayan a celebrar El Día del Trabajador., para conmemorar los veinticuatro años Del Natalicio de Simón Bolívar que murió en Caracas cuando Chavez ganó las elecciones. Muchísimas gracias a todos


Tere fue la primera en ponerse de pie aplaudiendo, mientras que Angie con Stalin no paran de reírse, poniendo se pusieron de pie, mientras los demás no entendían que carajo había fumado Malabolí, pero como los demás aplaudían de pie










Alengüei Kayún






diciembre 11, 2020

La Escuelita Jodedora, II

  Capitulo II


Angie fue a la cocina por un tequila doble, era inevitable la sangre mexicana que corre por sus venas. Belinda venía entrando tras de ella y al darse cuenta que era ella se acercó muy amablemente saludándola como si nada hubiese pasado, hace ya mas menos como 5 meses. 

—¡Hola Angie! – la voz de la niña no representaba los 17 años que tenía, pero ahí estaba la chaparrita, sonriendo, mostrando sus dientes y su cara redonda. Todo en ella era redondo.

Cuando la muchacha escuchó esa vos tan dulce tras de ella, el cuerpo entero se le erizo como una gata la cual presiente que algo va a pasar. Esa voz que que era como una hermosa melodía para todos, era la más tétrica sinfonía de terror para Angie. 

Inmóvil se quedó un par de segundos con el tequila en la mano. para poder controlar su respiración y ritmo cardíaco, hasta lograr poner un rostro sereno y una voz pausada y normal.


— Hola, buenas tardes,– la voz era neutra, sin rastro de hipocresía,
— ¿Cómo estás mi chula? – el acento marcado netamente de México le recordó a Angie su primeros años de infancia junto a su padre.
— ¡Excelente! – la pequeña gitanita, hija de Minerva es una mujercita muy valiente a sus 15 años , de una voz fina, pero muy firme.
— Yo también estoy bien, hoy estuve toda la tarde con mi papá, y nos la pasamos muy bien sabes, y antes de venir a dejarme en su trola, me dijo que se iba al Bar, ya sabes....
— Eso  ya lo sé... – la voz se le quebró solo un poco, lo mínimo para que no se entendiera
— ¿Cómo dices?
— Eso ya lo sé, "Hoy estuve toda la tarde con mi mamá, la pasamos muy bien sabes. " – la voz que impostó era del mismo tono que la de su hermanastra, pero la cambió al dar la segunda oración – y antes que yo saliera de la casa nos reímos mucho recordando como mi papá casi se fue de bruces ante una mujer que llevaba tacones de garza, al ver a mi mamita con ese vestido rojo, "pues ya sabes chamaca" ese día que la conoció por primera ves en ese bar que tú dices.

Poco a poco el rostro de Belinda se iba desfigurando y si a Angie le hubiesen contado no hubiese creído lo que estaba viendo: fue menos de 10 segundos, los suficientes para ver esos ojos rojos y esas grietas con delgados hilos de sangre en la cara de Belinda, que le hicieron recordar un olor a azufre, pero no recordaba de dónde. Luego de irse Belinda, la pequeña Angie se desplomó en una silla aguantando un terror indescriptible. 

— ¡Angie! – la voz que apenas se podía escuchar era la de Tere, pero no había respuesta

Tere movió su mano por delante de los ojos de de su amiga, pero no hubo reacción por lo que le dio una pequeña palmadita en la cara para que despertara de su trance 

—Acabo  de ver el diablo – casi en susurro pero si se escuchó lo que dijo,

Se levantó de la silla muy despacito, metiendo la mano en su bolsillo izquierdo buscando el escapulario que le regalo su madre y apretándolo cerró los ojos un momento y unos segundos así se quedó hasta que cobró su normalidad

— ¿Estas bien? – Tere tan dulce y tierna la abraza y Angie le correspondió el abrazo.
— Excelente mi niña, vamos pues que el tiempo apremia y pasa volando


Las dos salieron tomadas del brazo conversando de lo que se va a hacer aquella noche y se fueron riendo. Un poco más allá se encontraba Sofía conversando con Belinda acerca de unas actividades extraprogramáticas que tenían pensado hacer con Emiliano y otros muchachos que quisieran unirse para así no aburrirse en las vacaciones de verano.

— ¿Qué te parece la idea Sofy? –  mientras que hablaba del asunto mantuvo la vista fija en Angie que venia risa y risa por el pasillo con Tere 
— Me parece bien chama, pero ¡ajá! ¿Participará Emilio, verdad?
—Si, claro que si, tú tranquila mi chula, que tú y mi hermano se terminarán casando, tú ya vas a ver, ya vas a ver. 
—¡Ay si chama, que mas quisiera yo! De pana

Mientras tanto en la sala de eventos estaba Verito conversando con Carlos y su rostro estaba un tanto afligido mientras que Carlos le respondía con cierta galantería, un poco más allá fumándose un cigarro estaban Yeshua conversando con el que apodan media lengua y Topy 

— Si, esta noche va a estar bur de buena, papá, ya tu va a ver
— Si a fumal malihuana papá 
— jajjajajajajaja este tipo habla como porno mal grabada –  Topy se reía de todo sin importarle nada, esa esa su lema de vida


Ya estaba todo casi listo y aún no llegaba el anfintron que daría inicio al primer aniversario, algunos  empezaban a ponerse nerviosos, a otros les daba igual, Vero al darse cuenta de la hora tuvo que interrumpir la galantería de pretendiente, dejando Carlos a mitad de una seudo declaración amorosa.

— Tere ¿Dónde está Andrés? Ya debería estar aquí
—Ni idea Verito, yo no sé 

Verónica mira a Angie en señal de la misma pregunta y Angie se encoje de hombros. lo que provoco y poco de nerviosismo en el ambiente, y mientras que la gente se empezó a moverse tras las ordenes de Verónica 

— ¿Crees que se dará cuenta que me puse este vestido?
— Claro que se dará cuenta Tere si estas bellicima –  Angie la mira con una amplia sonrisa –  y si no se da cuenta, pues es un imbécil

Y las dos se echan reír de buena gana. 












Alengüei Kayún


diciembre 10, 2020

La Escuelita Jodedora, I

 Capitulo I


 Casi a un año del matrimonio de Yeshua con Luciano vuelven a tocar las fanfarreas anunciando el primer aniversario de La escuelita de los Jodedores"  en donde han pasado muchos acontecimientos buenos, malos e inesperados. Una de las cosas que mas recuerdo es que Angie fue expulsada de la escuela por tener problemas con su compañera, y en ese entonces mejor amiga, Belinda, quien defendió a muerte a Emiliano, quien lo consideraba como su hermano.


Sin embargo todos los roces y problemas que se sostuvieron durante el año, hoy se desvanecen entre risas, recuerdos nostalgias, festines y una que otra sorpresa habida y por  haber. Esa mañana Angie se levantó muy emocionada y un poco atarantada caminó por el pasillo de la casa casi dejando caer un florero color violeta que tanto adoraba su madre.

— ¡Angie ten cuidado! – Minerva se apresura para afirmar a su hija y al florero 
— ¿Mamá tú crees que todo me saldrá bien hoy, verdad?
— ¡Claro que si mi chiquititia bella! –  le dice su madre estrechándola dulcemente en los brazos

Aquella mañana ambas tomaron un rico desayuno. y se prepararon para sus actividades diarias

— ¿Cuál te vas a poner? 
— El azul, ese que me queda bien ajustadito – le dice Angie con una mirada traviesa

Minerva la mira por encima de los anteojos, a sus 45 años los necesita bastante.

—¡Mucho cuidadito! – Minerva hace el ademan de dar una paliza con la mano, y al mismo tiempo no aguanta la risa por hacer esa referencia a Alengüei, la anciana que jamás conoció Angie.
— ¿Y tú cual vas a llevar? – ambas se ríen porque Angie se sabe todas las historias de la mujer que crio a su madre 
— ¡El rojo! Tu padre cuando me vio con uno igual a este casi se desmaya, y la mujer que estaba con él en ese ese entonces derramo su bebida por que él le cayó encima al querer caminar y se tropezó con esos tacones de garza de la mujer 
— ¿Crees que esta noche vaya y se vuelva a tropezar al verte? 
— Hija mía 

Minerva le toca el hombre izquierdo izquierdo con la mano derecha, mierandola de frente. 

— Tu padre va a ese bar todos los Santos Viernes, de su vida Con o sin mi – esta última oración la recalcó mas en su mente que en voz alta recordando la última vez que lo vió a solas.
Tú serás feliz, con o sin mi
— ¿Mamá?

Pero Minerva se quedó pensando en Emilio y una lágrima le redó por sus mejillas 

—  Mamita 

Angie le tocó el hombro izquierdo con la mano derecha muy suave para sacarla de su encimismación.

— ¿Se encuentra bien?
— Si, por supuesto que si, ¡Bueno, alistemonos por que no quiero que llegues tarde a tu ceremonia
— Aniversario
— Eso mismo, ya, ya a moverse. No me mires así si te digo que estoy bien Gitanita 
— Bueno Gitana 


 Angie tomo sus cosas y el bolso en el que llevaba el vestido, los zapatos de tacón, no estilo garza, y su maquillaje. Su madre la vio salir sonriendo con nostalgia y llena de emoción


"Al menos Emilio me regalo lo más hermoso en la vida
¿Cierto que si te lo dio? Y realmente es algo inigualable
A si es.... pero tú no me cuidaste. y ahora que lo pienso, tú debiste de conocer a la madre de Belinda, los dos hubieran sido la pareja perfecta.
La perfección no existe señorita, por eso yo la conocí a usted y la madre de Belinda a tu querido Emilio."


Ya en la Escuelita Angie se encuentra con Tere: su compañera y mejor amiga, Una niña un tanto tímida, reserva a y de un corazón tan grande como su apariencia. 

— Hola! cómo estas?
— ¡Excelente! – Angie contestaba siempre lo mismo aunque se la estuviera llevando La Calaca
— Que bueno por que ya esta aquí Belinda 
— ¡Coño´e´lamare!
— Y no se despega de su hermanito
—¡Que se joda! Yo vine a pasarla bien y no a amargarme con pendejas 

Estaban en lo mejor de la conversación cuando unas manos frías le tocan los ojos a Angie, quien, igual que su madre, brinca de un salto de susto mientras que Tere se ríe pidiendo disculpas 

— ¡Hablen cloro! ¿de qué se habla? Estoy azul
— De los recién llegados 
—¿Quien llegó?
— Belinda con Emiliano
— ¡La estrella estrellada! Fino

Yeshua fue a saludar a Belinda y a su compañero. mientras que Angie se quedó con Tere y otras dos niñas mas que llegaron 

— Natasha hola, que bueno vete 
—Hola muchachos, bendiciones ¿Qué andan haciendo?
— Muy bien aquí preparándonos para la fiesta 

Angie fue a la cocina por un tequila doble, era inevitable la sangre mexicana que corre por sus venas 



   




Alengüei Kayún 





diciembre 02, 2020

La Imperfección de la Música III

Capítulo III


La luz se volvió a restablecer y el espejo se dibujaba algo que se parecía a un corazón negro hecho de carbón. La hora había pasado más rápido y Minerva iba atrasada. Tomó sus cosas y se dirigió a la calle, cerrando muy despacio, mira el reloj y se dio cuenta que iba veinte minutos tarde, 

Caminando por una avenida la mujer se iba fumando un cigarrillo hasta que en una banca divisó a Emilio sentado con una chaqueta y unos mezclilla color negros; llevaba unos zapatos color cafés del mismo color de la chaqueta  


— Hola, lamento el retraso ¿Cómo estás? – Minerva se acerca dulcemente al rostro de Emilio mientras lo saluda
— ¡Hola! No te preocupes, espero que no haya pasado nada grave, ¿Estás bien?
— Si, por supuesto – ella le sonríe dulcemente


El hombre se levantó de a banca y le entregó un ramo de rosas rojas hermosicimas, las que ella recibió muy contenta, tomándoles el aroma

— Ven, te invito un café
— Sería perfecto

Así pues ambos se dirigieron a un local y pidieron dos cafés y un trozo de torta para cada uno. La noche estaba hermosa y muy fresca, el cielo despejado, en un azul oscuro casi negro, por lo que decidieron sentarse en las mesas que el local tenía afuera.


— Estás muy bonita esta noche – dijo él con una bella sonrisa, ella se sonrojó
— Tú también te ves magnifico – él sonrió queriendo tomarle la mano, pero ella tomó la taza de café

Hubo un silencio pero no incomodo, hasta que ella se dio cuenta que el libro que había dejado a un costado de la mesa, era uno que ella había tenido la oportunidad de leer hace ya bastante tiempo y pidiendo permiso lo tomó en sus manitos finas y lo empezó a ojear 

— ¿Sabías tú que esta novela es completamente real? 
— Así es: en aquellos saltos, los dos hombre aparte de saber todo el conocimiento que iban adquiriendo, también sufrían degradaciones tanto físicas como psicológicas, es decir que las neuronas se les iba degenerando con cada salto en el tiempo, haciéndolos envejecer muy rápido. 


Fue entonces que el tiempo se les fue volando intercambiando opiniones y teorías acerca de los libros hasta que se les termino el café, la torta y el tiempo en aquel lugar cuando el mesero se les acercó. 

— Disculpen, ya estamos cerrando
— ¿Enserio? Disculpe usted, no nos habíamos dado cuenta 
— Es verdad –  dijo ella un tanto ruborizada – ¿podría traernos la cuenta por favor?
— Por supuesto 


El mesero fue a la caja a liquidar la cuenta, mientras en la mesa los dos se sonreían por que ninguno de los dos se percato del tiempo y así arreglaban las cosas y al levantarse el mesero volvió 

— Aquí está la cuenta
— Gracias – dice ella, mientras mete la mano al gabán para sacar el dinero, cuando Emilio la detiene
— ¡No, no! Por ningún motivo, pasémela a mi, por favor


Cuando se retiraron del local y al ver que las calles estaban vacías y con muy poco trafico, comenzaron a caminar conversando y riéndose, ella le contaba un poco acerca de su trabajo en ese bar, le explicó que tenía una niña de unos cinco años y que si no trabaja no comía y pues así se consiguió ese trabajo, en la Ciudad de Puerto Montt 

— Entiendo, ¿y hace cuanto tiempo estas ahí?
— Hace aproximadamente unos seis meses 
— Ya entiendo
— Ajá, pero yo solo bailo. – dijo Minerva haciendo una pausa en su caminar y mirándolo fijamente a esos ojos azules 


Ambos se rieron ya que ella con la mirada le dio a entender que hablaba de La Bella Celeste implícitamente en su mirada y luego siguieron caminando mientras que ella se subió las solapas del gabán para abrigarse el cuello y se metió las manos en los bolsillos buscando lumbre y cigarrillos

— ¿Tienes frío? 
— La verdad que si.


Él la abrazo tímidamente y ella sin decir nada se cobijó entre sus brazos y así hasta que la dejó en la puerta de su casa

— Si quieres puedes pasar
— ¿Estas segura?
— Claro, no te voy a morder, tranquilo 

Ella abrió muy despacio la puerta y se sacó los zapatos, y Emilio la imitó para no meter bulla. Minerva le indicó que podía sentarse tranquilamente en el sofá, mientras ella se dirigió a la habitación a cambiarse de ropa y enseguida se dirigió a la cocina para servirse una botella de vino pero esta vez con dos copas.

Al verla Emilio se sorprendió mucho al ver una mujer de cabello pelirrojo, con un camisón celeste, con unas piernas largas y descalza dentro de unos zapatitos de levantarse. La muchacha se le acercó mientras que le extendía la copa vacía mientras que se subía al sofá subiendo una pierna para sentarse como una gata acurrucada, y se bebieron el vino hasta la entrada de la madrugada y terminaron durmiendo los dos en el sillón 




Alengüei Kayún




La imperfeción de la música II

Capitulo II



— Bueno, entonces siendo así yo me retiro por que ya se me hizo tarde, Te dejo en muy buenas manos –  diciendo esto se da vuelta para irse sin poder contener la risa para si, mientras que Emilio levanta la mano, como para detenerla.

Sin embargo La bella Celeste triunfante hace que él se siente en una silla para poder ver que puede hacer para sacarle la enorme mancha amarilla de la camisa. 

Mientras tanto en una casa lejana una pequeña niña de 5 años duerme plácidamente  en su alcoba  mientras  que una señora  está durmiendo en el sofá pequeño con la televisión prendida.

Al escuchar la puerta la mujer , ya bastante entrada en años, despierta de un sobresalto y se levanta

— ¡Ay señorita me asustó!
— La verdad que lo siento mucho Marta ¿Cómo estuvo el día, Regina molestó mucho? 
— Ya sabe cómo son los niños Señorita
— Si pero sé por eso te pregunto – echándose a reír despacio para que su hijita no despierte
— ¿Necesita algo? – la mujer ya no daba más de cansancio pero aún así era muy atenta
 no Martita gracias Anda a dormir. Te lo mereces
— Muchísimas gracias señorita,  compromiso.

Al quedar Minerva completamente sola en la antesala revisó lo que había en la tele sin encender las luces fue a la cocina descalza pues se sentía muy agradable caminar sobre la baldosa. Después de ir a buscar una copa de vino y la botella se puso a ver una película en el sofá más grande cuando de repente el televisor hace una interferencia y se apaga de pronto quedando completamente a oscuras. Minerva ya estaba acostumbrada.


A un costado del televisor había una linterna la prendió y al darse vuelta ve una sombra negra junto a la cortina. Alcanza a taparse ella misma la boca para no despertar a su hija y a Marta. Y luego se ríe de ella misma porque nunca va a terminar de asustarse cada vez que Gabriel la viene a visitar.

"Muy buenas noches señorita –la sombra no se movió de su sitio sin embargo la voz que escuchó Minerva le retumbo directamente en el cerebro como si ella misma estuviera pensando 
— ¿Qué es lo que quieres ahora? desde que murió Gabriel  en ese incendio  en aquella casa maldita el alma no descanso en paz y siempre molestaba a Minerva echándole la culpa a ella de su inaudita muerte  ya 2 años 
— Te vengo advertir una cosa– la sombra de la cortina empezó a moverse cubriendo así todo ápice de luz dentro de la casa. Se dirigió pues entonces hacia la habitación de la pequeña y Minerva entró en un terror indescriptible."

La sombra abruptamente atravesó la puerta de la habitación de la pequeña mientras corría pero no la pudo abrir entre gritos despertó Marta quien prendió la luz del pasillo Y al hacerlo la puerta se abrió Minerva correa al catre de su hija y al verla dormir se tranquilizó más no duró su tranquilidad al ver una pequeña marca a un costado del cuello al ver esto la sangre se le congeló Gabriel venía a buscar a su hija



A la tarde siguiente Minerva se levanta a comer algo y vió que encima de la mesita del recibidor se encontraba la nota de Emilio y decide llamar:

— ¿Alo? 
— Si, diga
— Habla Minerva ¿Que tal cómo esta?
— ¡Mi Chica de Rojo! Gracias por llamarme
— ¿Tienes algo que hacer esta noche?
— No, no tengo nada
— ¡Perfecto! Conoces la plaza de la lavanda?
— Si, claro, ¿paso por ti?
— Prefiero que no. Juntémonos a las ocho, ¿Te parece?
—Por supuesto
—Okey, nos vemos   

Emilio cuelga la llamada y emocionada vuelve a reunirse con Belinda quien está jugando a las muñecas

— ¿Quien era apá?
— Del trabajo bebé, – y dirigiendo a la empleada para que la niña no lo escuchara – ¿Bertita por favor, usted podría entretener a Belinda esta noche? Necesito salir sin que se de cuenta, por ya vez como se pone hacer berrinche si salgo tarde
—No se preocupe Don Emilio, yo me encargo de todo, usted vaya tranquilo
—Gracias Berta.


Mientras tanto en una casa lejana Marta estaba bañando a Regina para que se acostara temprano, la niña se relajaba mucho después de una ducha y un vaso de leche tibio. Minerva ya duchada se preparaba para la cita de esa noche probándose vestidos y zapatos, hasta que por fin encontró un vestido burdeo y unos zapatos de tacón preciosos que le hacía juego y quedó maravillada frente al espejo.

Cuando de pronto la luz hizo un parpadeo y se apagó por completo dejando verse solo una tenue luz a través de las cortinas con el ventanal abierto.

 
— Te vez preciosa con ese vestido  – la sombra volvió a pronunciarse esta ves por medio del espejo haciendo que Minerva se sobre saltara pero no nunca grita 
 — ¿Hasta cuando piensas molestarme Gabriel? 
 ¡Huy! Tan arisca como siempre. Pues la verdad no lo sé, eso dímelo tú ¿a ver quiero saber que tanto aprendiste de "los seres sombra" estando conmigo.... vivo... jajajaja

La luz se volvió a restablecer y el espejo se dibujaba algo que se parecía a un corazón negro hecho de carbón. La hora había pasado más rápido y Minerva iba atrasada. Tomó sus cosas y se dirigió a la calle, cerrando muy despacio









Alengüei Kayún





noviembre 30, 2020

La Imperfección de la Música I

Capitulo I



En el laboratorio estaba Emilio con su bata blanca en medio de unos tubos de ensayo revolviendo un liquido verde musgoso, estaba muy concentrado cuando de pronto tocan la puerta y entra una mujer alta y delgada, cabello crespo, de falda negra y blusa blanca con un pequeño logotipo en la parte superior izquierda de la blusa

— Don Emilio, lo están esperando en la sala de juntas. 
— ¡Rempanos ! –  Emilio se encandilo al momento que la puerta del laboratorio se abrió ya que estaba a oscuras con una led para contemplar mejor los microorganismos de los tubos de ensayos.

La secretaría cerró la puerta y Emilio se sacó los anteojos, y se secó el sudor con la manga de la bata. Ordenó algunas cosas y de un cajón sacó un pequeño obsequió rojo con una cintita de ñoño estilo humita 

Ese día era Viernes y en la noche tocaría el acordeón en el Club Música Ranchera  Su afición más grande era el acordeón y de ves en cuando le gustaba cantar para sacar su dolor. 

Cuando salió del laboratorio a la sala de juntas, se encontró con la sorpresa de que todo el equipo de trabajo de su departamento más cercano, le celebraba su cumpleaños, uno de los momentos mas emotivos de todo el año. Cada uno dijo un discurso, sus formalidades, y parabienes hacia el cumpleaños, quien entre tanta sorpresa contaba anécdotas, chistes, agradecía muchas cosas, y la reunión que le habían preparado.

A so de las seis de la tarde se fue a su casa con todos los regalos, flores y tarjetas que había recibido, la señora que hacía las cosas en la casa, les preparó la cena y ya tenía lista a Belinda sentada en el sillón con un vestidito color rosa que tanto le gustaba con sus trenzas.
— ¡Apá ya legaste! – la niña corrió a sus brazos dejando todo tirado en el sillón

La señora al oír las llaves abriendo la puerta de la casa, salió de la cocina con un delantal tipo perchero y un paño de cocina en el hombro, y en las manos fregando un plato

— Ya le sirvo don Emilio 
— Gracias Berta.
— Apá ¿Me trajiste algo rico?
— Claro que si mi bebé hermosa, te traje unos tacos  
— Esta listo, pasen a la mesa.

Emilio tenía una hija pequeña que se llamaba Belinda: redondita y cachetoncita, de piel rosada y los ojos casi negros. Su madre, una hondureña igualmente redonda y corpulenta; los había dejado abandonados por que se encontró un hombre de dinero el que le hacía as mejores regalías y atenciones que Emilio no podía dar. 

— Apaito Hoy quédate conmigo ¿si?  – Belinda le sostenía la mano, con las de ellas que eran muy chiquitas y adorablemente redondas
 — Bebé hermosa, de verdad no puedo, esta noche es Viernes, ya sabes que tengo que irme
— Pero apaito, yo te quiero aquí conmigo

Al ver que Emilio no podía controlar muy bien la situación con su pequeña Berta sale de la habitación de don Emilio con el traje recién planchado

— Belinda, ¿Quieres que preparemos un postre rico para tu papá?
— ¡Sí!

Emilio mira agradecido a Berta que siempre ha sido como una abuela para ella y así pues pudo cambiarse el traje y preparase por a las ocho lo pasaba a buscar Mario para llevarlo al Club. Esa noche hacía su debut La chica de rojo y Emilio ya quería conocerla solo por que Mario sabía como describirla



Al bajar de la trola se podía escuchar la música fuerte, Mario se bajó primero y ayudó  a Emilio con el acordeón, el cuidador que le tenía bronca a Mario por rencillas del pasado, cuando los vió frunció el seño y les hizo una venia con la ceja arqueada.

— ¿Por que te tiene tanta mala el bato ese? No me digas que...
— Así mismito es la cosa po´ñor. Le levante la chiva   
— ¡No manche compa!
— Neta cumpita
— Orale


La música se escuchaba aún más rimbombante dentro del Club y el ambiente estaba envuelto de luces y aromas a los mejores tragos. Cuando los amigos de la banda con que tocaba los vinieron aparecer se acercaron a felicitarlo por su cumpleaños y le daban más y más regalos

— ¡Hijole, dónde me llevo todo esto de vuelta! jajja. 

Emilio solo reía, en serio que en ese lugar era muy feliz. en eso estaban cuando de-pronto la música se apagó y encendiéndose una luz en medio del escenario el animador hizo ademan de silencio y con una voz ronca y profunda presentó ante el público a La chica de rojo y tras un estruendoso aplauso grupal, apareció una mujer espectacular: 


Una cabellera larga color rojo, una piel blanca, unos ojos almendrados color celestes; Levaba puesto un vestido color vinotinto y unas sandalias rojas muy flexibles. La mujer se acercaba al centro de una plataforma y en un tubo colocado en el centro, empezó a bailar al rededor mientras que los hombres gritaban y aplaudían, mientras que Emilio se servía un tequila doble antes de subirse al escenario. sin dejarla de mirar contemplando toda su belleza mientras ella terminaba su actuación en un traje de baño rojo con encaje y unas ligas de color que empezaban en la cadera terminando a veinte centímetros encima de la rodilla sosteniendo unas medias negras que le hacían lucir perfectas dentro de las sandalias flexibles de color rojo.

Emilio embelesado con tanta belleza de aquella mujer de veinte años se tomó el tequila cuando se le acerco una mujer muy bella, otra bailarina del gremio: llevaba puesto la misma lencería de la bailarina en el tubo, pero de color azul claro con ligas y medias negras terminando el unos tacones de garza color rosa. La exuberante mujer se hacía llamar la bella Celeste

— Hola guapo, ¿que tal estás? – era una opción para las bailarinas ser meseras después de actuación

Usando como uniforme aquel sensual bañador así ganaban propina y al mismo los clientes se sentían más motivados a consumir.

— ¿Te traigo más tequila, corazón? – la muchacha se esforzaba todo lo que podía para acaparar la atención de Emilio.

Sin embargo éste no despegaba la vista de la mujer que bajó de la plataforma y desapareció a un costado del escenario.

— Claro que si bebecita,
— A tus ordenes bombón.

La Bella Celeste fue por el vaso de tequila, mientras que Emilio se levantó de su mesa y preguntado por la bailarina le informaron que estaba en la barra, por o que sin pensarlo dos veces se sentó como por casualidad junto a la muchacha de veinte años y pidió un tequila. Al escuchar Minerva aquella voz, sonrió para si y mirando hacia el costado derecho se encontró con la mirada de aquel hombre que el viernes pasado, al igual que hoy no le despegó la vista 

— Esperé tu llamada toda la semana y jamas eras tú
— No le hablo a los extraños – esa voz española esperaba oírla toda la semana Emilio
— Pero no lo soy
— Ps claro que lo eres – la muchacha se hecho a reír pícara y bebió el último sorbo de whisky para levantarse
— Espera, por favor no te vayas 

Ya de pies los dos, Emilio sacó de su bolsillo la pequeña cajita roja de cinta de humita para entregársela y ella la recibió sorprendida dándole las gracias.

— Aquí estabas corazón, te traigo tu tequila bebé

La bella Celeste al darse cuenta que Emilio estaba muy cerca de Minerva, se apresuró olvidando que llevaba sus hermosos tacones de garza y por accidente derrama todo el brebaje encima de la camisa de Emilio quien se tropieza con esos taconees pero logra la estabilidad. 

Minerva se guarda en el bolsillo del bagan negro el obsequio y preguntándole si se encuentra bien se acerca, pero La bella Celeste responde por él impidiendo que se acerque un paso más.

— Bueno, entonces siendo así yo me retiro por que ya se me hizo tarde, Te dejo en muy buenas manos –  diciendo esto se da vuelta para irse sin poder contener la risa para si, mientras que Emilio levanta la mano, como para detenerla.

Sin embargo La bella Celeste triunfante hace que él se siente en una silla para poder ver que puede hacer para sacarle la enorme mancha amarilla de la camisa. 










Alengüei Kayún








mayo 18, 2020

La Astucia y La Sabiduría

 Muchas de las narraciones que leemos nos muestran a personajes que se enfrentan a una serie de encrucijadas de las cuales logran salir airosos gracias a su astucia. En otras palabras son personajes que logran con sus propósitos de manera ingeniosa y,muchas veces engañosa.

Además de hombres y mujeres astutos, también se sabe de grandes sabios que se caracterizan por la prudencia y la sensatez con que conducen sus vidas. ¿ero que son estas palabras que en algún minuto más de uno a podido escuchar. Estas Virtudes son producto de la experiencia y la reflexión que están asociadas a personas de avanzada edad, sin embargo todos podemos tener el conocimiento de estas maravillosas virtudes.


A continuación.... 


Viejo Pillo

Alguien dijo que el pueblo ya no parecía el mismo faltando don Juan. Otro lanzó una risa sin voz, y el sarcasmo inevitable: sí, ahora iba a estar mejor el pueblo. Al saber la noticia, los dueños de fundo de los alrededores sentenciaban, con curiosa y más bien abstracta unanimidad, que don Juan había sido una institución en Los Puquios. La gente modesta no entendía mucho eso de la institución. Para ellos había una palabra que lograba definir con mayor exactitud al personaje: pillo. 

En su brevedad cabían desde la admiración a contrapelo —¡Será pillo don Juan!— hasta el permanente despecho —¡Viejo pillo!—, pasando por toda la gama de la rebeldía o la ira involuntariamente sofocada, el rencor, el odio quieto, la envidia silenciosa. Nunca simpatía ni desprecio sin matices. 

 Nadie dejó, no obstante, de sentir a su manera que don Juan no estaba. 

Desaparecía, para unos, la figura bonachona y obsequiosa, inseparable del paisaje vernáculo. La institución. Para otros era un enemigo menos, en medio de tantos seres y cosas enemigas. Dos o tres se atrevieron a imaginar, sin verdadera esperanza, un nuevo almacenero cuyos kilos y cuya aritmética no se hallasen sujetos a esotéricos altibajos. 

Todos son iguales, se encogía de hombros el fatalismo de la mayoría. 

Como una muela que falta, la ausencia de don Juan resultaba más real, más tangible que su presencia. Y la memoria de los puquianos era una lengua que se metía con reiteración incontenible en la encía desnuda de esta anécdota, de aquella estampa. De esa tarde en que Antonio… De la noche de Año Nuevo, cuando el Traro, ja, ja, este Traro… De cierta vez que el teniente… 

El pueblo entero, queriéndolo o no, realizaba una apasionante reconstitución de los hechos. Conocían en detalle el final espectacular. El comienzo despertaba poco a poco, medio desperezándose, en sus memorias, con la vaga intangibilidad de un mito: parecía que don Juan hubiese vivido en Los Puquios desde siempre, que perteneciera al lugar, igual que la iglesia y los faroles de gas. y el reumático puente sobre el estero. Solo las voces aédicas de los viejos —no, no, hijito— eran capaces de retroceder hasta el génesis.

 —Jue pa ese sequía grande… 
—Esu’era. ¡Sequía! ¿Y no si’acuerda’ el aguacero, cuando llegó la carreta con loh mueuleh? 
—La pura. 
—Pasó too er día…, doh díah, dehcargando caa veh que amainaba. 
—Ei tá, puh: si acabaa’e terminar la sequía. 
—¿No ve?

 Era joven don Juan en ese tiempo. Veinticincos años tal vez. Pero ya era don Juan. Y ya era gordo, y tenía ya ese aspecto vagamente porcino, y el bigotito pulcro y retorcido de futre —futre de entonces—, que se le había ido quedando pegado con el andar de los años, y luego le daba un toque indefinible de “antiguo”. Y la piel algo morena. Y la papada donde empollaba, floja, floja, su voz de eco profundo, hecha como aposta para decir: 

—No se fía. —Pero, don Juan… —No se fía —cantando casi demorándose con voluptuosidad en la alegría irresponsable de la i.








 Guillermo Blanco. (2010). Viejo pillo. 
En Cuero del diablo. 
Santiago: Zig-Zag. (Fragmento).

mayo 17, 2020

Pedacito de Luna

Érase una vez, una noche en la que la luna brillaba tanto. Recuerdo que yo había cenado y salido para afuera, a mi guarida, que era un rinconcito entre medio de los arbustos y unas plantas que expelían un aroma riquísimo, en el lugar habían unos maderos y sobre ellos unas telas acuadrillé de celeste con blanco, junto a la pared de un cuarto pequeño que servía para almacenar la leña de todo un año, los troncos que mi padre había ahormado, mas las telas, mas un cojín bien grande de color azul; eran los artilugios perfectos para reposar en un sofá improvisado, y muy cómodo. y poco a poco me fui acurrucando ahí, quedando con la vista al cielo. 

Imaginé tantas cosas, hasta que de pronto empece a sentirme liviano. Me había ensimismado, sentía todo con más sensibilidad: los aromas, los colores, mi respiración, las palpitaciones de mi corazón; podía sentir como la sangre corría por mis venas.. Siempre mirando al cielo, aquella luna maravillosa, que de pronto se movía, y en mi cabeza un sonido: agudo y contaste. La Luna se vía encima de la Tierra a toda velocidad, como si se fuera a estrellar, pero al estar a unos cuantos metros de mi, un trocito se desprendió mientras que el resto volvió a su lugar.

Aquel Pedacito de Luna poco a poco fue tomando forma de la mejor maravilla que Díos había hecho en el mundo: una mujer: su apariencia era mordica; alta, piel blanca, cabellos blancos- Llevaba un vestido de un azul metálico blanco con ciertos detalles en color negro, lleno todo muy brillante- Luego de hacer una venia para saludarme, extendió su mano tocando la mía haciendo que una electricidad corriera por todo mi cuerpo, haciéndome despertar de mi trance al tiempo que ella con los ojos fijos en los míos parecía tomar mi lenguaje para comunicarse, 


— No tengas miedo – sentí su voz dentro de mi mente – no te haré daño
— Hola ¿en qué te puedo servir. Princesa de la Luna
— Necesito recopilar toda la inteligencia del mundo, y necesito de ti para que me ayudes 


Fue entonces que sin haber soltado mi mano ningún minuto, me hizo levantarme de mi acogedor rinconcito, y al hacerlo, me sentí tan liviano como una pluma, ¿y cómo no? si al ponerme en pie, solo mi alma se levantó dejando mi cuerpo reposar plácidamente, como si estuviera dormido. Todo me parecía normal e incuestionable, como si fuese un Pacto de lectura, en dónde todo es posible, pero esta ves en ves de leer  un libro, me sienta como uno de sus personajes. Nos transportabamos dentro de una esfera transparente muy flexible, sin ningún tipo de gravedad, moviéndonos casi a la velocidad de la luz, yo veía solo estelas de colores desde un punto medio hasta que llegábamos a nuestras paradas. Museos, bibliotecas, pirámides, Las Ruinas de Machupichu, Palenque, Teotihuacán, las Biblias del muco. 

Cuando entrabamos a las bibliotecas yo veía como la esfera se desasía, la mujer solo miraba y los libros se alzaban solos, se hojeaban solos, a velocidades inhumanas y al momento de ser devueltos a su lugar, éstos yacían vacíos, puesto que el conocimiento era literalmente absorbido por ese ser. Aquella extraña y enigmática mujer se leía todos los libros de una manera impresionante . Libros más de cuatrocientas páginas y en unos cunados segundos los leía. Sin embargo lo más terrorífico de todo era que a las personas que estaban en aquellos lugares; con solo mirarlos, les sacaba toda la inteligencia, dejándolos en estado vegetal

— ¿No te da lastima dejarlos así?  –  apenas si me salió la voz por la impresión que me llevaba
—  Ellos están siendo transportados a otro lugar importantes para ayudarme, allá los esperan cuerpos mas jóvenes y fuertes. — ¡Vaya! ¿y por qué a mi no me haces nada?
— Tú sirves mucho más de lo que crees, y más que todo ellos, puesto que yo puedo, no solo ver tu mente, si no tu corazón. No escondes nada a pesar de estar horrorizado con lo que acabas de ver. No necesito sustraerte nada, ya que me permites leerte por completo. Ademas tienes la intención de destruirme, por que todo serhumano le teme a lo desconocido, pero tú no lo harás.   Gracias por confiar en mi – dije ahora con la voz más segura 

La aventura duró tres días. Ella podía levitar,, hacerse invisible igual que a mi, la gente no podía entender como los libros eran sacados de sus estantes hojeados y vuelto a sacar, Pero el asombro fue mayor al ver a los científicos, doctores y sabios de todo el mundo vuelto vegetales- Nadie sabía nada, nadie le daba una respuesta solida. 

Hasta que después de mucho tiempo recorrer, volvimos a mi rinconcito de los maderos, mi cuerpo reposaba como durmiendo en aquel cojín azul.: yo volví a sentirme pesado, abrí lentamente los ojos, parpadeando lento, aún la veía frente a mi, toda iluminada y brillante en ese azul tan hermoso. La contemplaba con dulzura, hasta que en mi cabeza se volvió a oír el sonido agudo y constante de la Luna mientras se acercaba. Ella se despidió de mi con un beso, suplicándome que nunca pensara en destruirla

— Jamás te destruiré, mi Bella Dama  ama a todas las civilizaciones que estén bajo tu cargo, a esta gente que dejaste vegetal recuperalos
— Así será  – me dijo – transportaré sus cuerpos a donde te mencioné y vivirán felices en funcionalidad con tu mundo. Reaparecerán otra vez pero más jóvenes. Y contigo voy a ser lo mismo, haré que el tiempo no pase por ti, serás así eternamente. hasta que tu tiempo se cumpla  

De esta forma ella se engancho otra vez a la Luna en un proceso regresivo a como había llegado convirtiéndose en ese Pedacito de Luna que faltaba y la Luna así volvió a su órbita.



 

Relato oral por 
Cruzart Dominguez

 Escrito por
 Alengüei Kayún 

mayo 07, 2020

Libro 3 , Cap 8 El regreso del Perro

Puerto Montt, Mayo 1978


Estando dentro de la cantina  como cada fin de semana tocando música y charlando el tabasqueño conversaba animosamente con los demás comensales cuando desde atrás aparece ella: con sus cabellos castaños y ondulados, sus ojos chispeantes color miel, con esa sin igual sonrisa en sus labios rojos y ese vestido entallado. Apareciendo detrás de él

— ¡Tabasqueño, –  dice un tanto burlona –  no te escaparás de mi tan fácil. Anoche os deje un mensaje muy importante encima de la mesita de recibidor, ¡y todavía! no me contesta. No lo quería ser público, pero como aún no he recibido contestación alguna, he de venir hasta tu agujero para reclamar lo que es mio. Permiso, sigan en lo suyo

Al decir esto la muchacha se da media vuelta y camina muy lentamente torciendo una sonrisa para si misma con la cabeza un tanto inclinada, como sabiendo a la perfección lo que iba a pasar

— Mi vida es pública, –  dijo con una voz grave y sin titubeos, teniendo el descaro de reírse mientras que al voltearse la sostenía de un codo para que Minerva no se fuera a ir

La joven arqueo una ceja puesto que la acción no era bien vita, haciendo que el muchacho se ruborizara levente y aflojó la mano. Y luego de unos segundos de silencio entre la acción y aquella mirada desafiante y penetrante por parte de ella, El continúo diciendo.

— Así que tranquila muñeca , tu respuesta se debe haber traspapelado con los otros pendientes que tengo en la agenda, pero pronto vas a tener tu respuesta – le dijo con una sonrisa tímida y suplicante.– Seguramente la respuesta ya esta en su buzón de esta mañana, solo que seguramente usted ya estaba dormida.... quizás con quien...

El muchacho se quería enterrar vivo por lo que acababa de decir, y el miedo se hizo notorio en sus ojos pardos delante de su Diosa quien fue la única que se dio cuenta y sonriendo maliciosa se acerca a su mejilla para posar sus suaves labios sobre él.

— No, no me fui a dormir, es que me llamaron, tuve que ir a una caería de emergencia. Bueno Tabasqueño, voy a estar esperando su respuesta.
—Bueno preciosa, aquí estaré cada vez que me necesites, mi amor

Ella se ríe con esa singular sonrisa tan linda a los ojos de su perro 






Una vez que Minerva llegó a la pequeña casa que habitaba, se desprendió de sus ropas para darse un baño caliente, para luego tomarse una copa de vino tinto junto a su chimenea, cuando efectivamente, en la mesita del recibidor había una nota de respuesta a su pregunta.


"Mi Diosa del Olimpo, gracias por volver  a ser la misma cómplice de siempre, Con amor, tu Perro"

Bebiendo la copa, se acurruca en su sillón cual gata cansada de cazar ratones y lee una y otra vez la pequeña nota que venía adjunta a un bello ramo de rosas rojas, se sonreía al recordar la expresión de esos ojos de cachorro asustado, mientras le hablaba golpeado y aparentemente rudo en frente de aquellos hombres. Pero aquellos ojos asustados le suplicaban una piedad infinita a La Diosa del Olimpo. 

Ya habían pasado algunas horas desde que fue a buscar a su Perro al antro cuando de pronto tocaron la puerta, al darse cuenta de haberse dormido con el cabello mojado hizo un gesto de desaprobación de una madre a una hija pequeña. La puerta volvió a tocar.

Con su camisón celeste semitransparente veinte centímetros arriba de la rodilla, una bata de algodón color azul y su copa de tinto en la mano izquierda, abre la puerta para recibir al visitante que esperaba algo inquieto y tímido fuera.

— Pasa, hace frío –  dijo con una voz casi maternal

El hombre cerró la puerta mientras que Minerva le daba la espalda dirigiéndose a la pequeña mesa de centro para llenar nuevamente su copa y ahora la de su compañero. El hombre al verla no pudo evitar admirarse de su belleza escultural, a pesar de su pierna ortopédica.

— Gracias, – dice con una voz suave – ¿cómo vas con tu pierna.

El hombre realmente estaba nervioso y quería de alguna manera romper el hielo y ofrecerle disculpas por su comportamiento en aquel bar. La muchacha lo miro arqueando una ceja y no pudo aguantar su inusual risita y cariñosamente le extendido la mano para pasarle la copa de vino e invitarlo a sentarse en el sofá junto del de ella.

— Hace mucho que no venías a visitarme,  – en su posición de gata acurrucada le hablaba con ese siseo tan característico
— Cómo es posible que aun seas capaz de hablarle a mi corazón, es decir, no entiendo como aún después de que me dejaste.... – dice haciendo una pequeña pausa – cuando más te necesitaba. Aún así como es posible que no pueda sacarte de mi corazón, mi Diosa

Ella solo lo observa tomando postura ergida, como una gata egipcia, sus ojos almendrados color miel y su cabellera rojiza mojada y algo crespa






Alengüei Kayún 




mayo 06, 2020

Libro 3 Cap 4 El acecho de Miguel y la Anciana

Puerto Montt, 1980




Saliendo del colegio como todas las tardes Minerva iba con su bolso cruzado y su gabardina negra atravesando el patio del establecimiento, Marcos Nuñez la queda mirando con ojos de perversión; hombre alto, robusto y de piel canela.

— Buenas Señorita   –  le sisea  con esa voz arrastrada
— Buenas tardes Marcos – le dice la Señorita, adoptando una voz profunda y calmada arqueando una ceja
— ¿Ya se va? – Marco con el overol azul y la escoba en la mano se acerca sigiloso.


         Todos sus movimientos son como los de un reptil.

 —  Así es Marcos –  dice ella bien cerca de él y mirándolos fijamente a los ojos por que sabe que si se descuida esta perdida
 —  ¿Y por qué no nos escapamos un ratito, hermosa, a ver que pasa.

Minerva lo mira con esos ojitos cazadores. La experiencia le decía que hombres como él son muy buenos en la cama, como canalla y mientras que en casa su esposa lo espera con sus dos hijas, a Marco le gustaba serle infiel, era como beber el elixir de la vida. Y cuando Minerva supo, Marco le suplicó que no contará a nadie y ella le guardó el secreto a cambió de una condición...

— Esta noche no puedo escaparme contigo y más vale que no insistas – le susurró con esa voz un tanto seductora y arrastrada que pone cada vez que ese fuego de ira contenida nace del estomago y emerge por la garganta

Muy sutil.

— Esta bien mami – le vuelve a sisear el ecuatoriano

Sin embargo esta vez Minerva no le mantuvo la mirada y al irse él la toma del brazo bruscamente, y atraiéndola la besa de una forma dominante, resbalando su mano por el cuerpo de la señorita hacia abajo y con la otra sosteniéndole firme el cuello, para luego dejarla ir como si nada. Ella tomó su bicicleta junto al costado y subiéndose fue rápidamente como si en cada pedaleada se safara de un inmenso dolor.

        Y se fue por esos callejones camino a su casa, cansada y con dolor en su pierna fantasma y pensando en la atrocidad que Marcos era y cómo Villalba era un hipócrita de lo peor, a los dos en serio detestaba, por suerte ya en casa estaría su Ángel para cuidarla y mañana era viernes para ver a su amigo el tallarin 



Te gusta caer siempre tan bajo ¿verdad muchacha?  

             La voz retumbo en su cabeza cual música de terror. Minerva se detuvo en seco en medio de la calle, casi se cae del susto que le provocó escuchar aquella voz tan bien reconocida., su  cuerpo empezó a temblar y afirmándose de la bicicleta saca su petaca de whisky y se  bebe un trago largo para cobrar compostura.

¿No me digas que te asuste muchachita? Ha pasado mucho tiempo que no te visitaba. Ya eres una mujer, quien lo diría, pero siempre serás mi muchacha. 
 —¿Que diablos haces de vuelta? – Minerva se apoyó un poco en la bicicleta, estaba algo mareada y así no podía continuar a su casa

Como de costumbre tan cordial usted muchacha, – dice echándose  a reír – Extrañaba a mi muchacha, ¿acaso no la puedo venir a ver? Y antes que me digas nada, ya te habras dado cuenta que Gabriel esta ahora de este lado, pero aún no puede hablarte. Aún lo odias por lo que te hizo. 

             Al escuchar esto la muchacha se cayó al piso, la única pierna le estaba temblando demasiado y al caerse la prótesis se le desprendió de su rodilla y al ver su muñón expuesto maldijo a todo y a todos. Una mujer que venia por la otra calle al verla en el suelo, atravesó corriendo a socorrerla, era una anciana, le puso la prótesis y la puso en pie nuevamente, le secó las lagrimas como si fuese una niña y la abrazo. El aroma que tenía aquella mujer era el mismo del que fue su madre hace muchos años.

        Era Alengüei.
 
 — Que los demonios no te coman, hija mía.

        La anciana le besó la frente, la contemplo un rato y luego se fue camino arriba.


"Mamá"







Alengüei Kayun