diciembre 02, 2020

La imperfeción de la música II

Capitulo II



— Bueno, entonces siendo así yo me retiro por que ya se me hizo tarde, Te dejo en muy buenas manos –  diciendo esto se da vuelta para irse sin poder contener la risa para si, mientras que Emilio levanta la mano, como para detenerla.

Sin embargo La bella Celeste triunfante hace que él se siente en una silla para poder ver que puede hacer para sacarle la enorme mancha amarilla de la camisa. 

Mientras tanto en una casa lejana una pequeña niña de 5 años duerme plácidamente  en su alcoba  mientras  que una señora  está durmiendo en el sofá pequeño con la televisión prendida.

Al escuchar la puerta la mujer , ya bastante entrada en años, despierta de un sobresalto y se levanta

— ¡Ay señorita me asustó!
— La verdad que lo siento mucho Marta ¿Cómo estuvo el día, Regina molestó mucho? 
— Ya sabe cómo son los niños Señorita
— Si pero sé por eso te pregunto – echándose a reír despacio para que su hijita no despierte
— ¿Necesita algo? – la mujer ya no daba más de cansancio pero aún así era muy atenta
 no Martita gracias Anda a dormir. Te lo mereces
— Muchísimas gracias señorita,  compromiso.

Al quedar Minerva completamente sola en la antesala revisó lo que había en la tele sin encender las luces fue a la cocina descalza pues se sentía muy agradable caminar sobre la baldosa. Después de ir a buscar una copa de vino y la botella se puso a ver una película en el sofá más grande cuando de repente el televisor hace una interferencia y se apaga de pronto quedando completamente a oscuras. Minerva ya estaba acostumbrada.


A un costado del televisor había una linterna la prendió y al darse vuelta ve una sombra negra junto a la cortina. Alcanza a taparse ella misma la boca para no despertar a su hija y a Marta. Y luego se ríe de ella misma porque nunca va a terminar de asustarse cada vez que Gabriel la viene a visitar.

"Muy buenas noches señorita –la sombra no se movió de su sitio sin embargo la voz que escuchó Minerva le retumbo directamente en el cerebro como si ella misma estuviera pensando 
— ¿Qué es lo que quieres ahora? desde que murió Gabriel  en ese incendio  en aquella casa maldita el alma no descanso en paz y siempre molestaba a Minerva echándole la culpa a ella de su inaudita muerte  ya 2 años 
— Te vengo advertir una cosa– la sombra de la cortina empezó a moverse cubriendo así todo ápice de luz dentro de la casa. Se dirigió pues entonces hacia la habitación de la pequeña y Minerva entró en un terror indescriptible."

La sombra abruptamente atravesó la puerta de la habitación de la pequeña mientras corría pero no la pudo abrir entre gritos despertó Marta quien prendió la luz del pasillo Y al hacerlo la puerta se abrió Minerva correa al catre de su hija y al verla dormir se tranquilizó más no duró su tranquilidad al ver una pequeña marca a un costado del cuello al ver esto la sangre se le congeló Gabriel venía a buscar a su hija



A la tarde siguiente Minerva se levanta a comer algo y vió que encima de la mesita del recibidor se encontraba la nota de Emilio y decide llamar:

— ¿Alo? 
— Si, diga
— Habla Minerva ¿Que tal cómo esta?
— ¡Mi Chica de Rojo! Gracias por llamarme
— ¿Tienes algo que hacer esta noche?
— No, no tengo nada
— ¡Perfecto! Conoces la plaza de la lavanda?
— Si, claro, ¿paso por ti?
— Prefiero que no. Juntémonos a las ocho, ¿Te parece?
—Por supuesto
—Okey, nos vemos   

Emilio cuelga la llamada y emocionada vuelve a reunirse con Belinda quien está jugando a las muñecas

— ¿Quien era apá?
— Del trabajo bebé, – y dirigiendo a la empleada para que la niña no lo escuchara – ¿Bertita por favor, usted podría entretener a Belinda esta noche? Necesito salir sin que se de cuenta, por ya vez como se pone hacer berrinche si salgo tarde
—No se preocupe Don Emilio, yo me encargo de todo, usted vaya tranquilo
—Gracias Berta.


Mientras tanto en una casa lejana Marta estaba bañando a Regina para que se acostara temprano, la niña se relajaba mucho después de una ducha y un vaso de leche tibio. Minerva ya duchada se preparaba para la cita de esa noche probándose vestidos y zapatos, hasta que por fin encontró un vestido burdeo y unos zapatos de tacón preciosos que le hacía juego y quedó maravillada frente al espejo.

Cuando de pronto la luz hizo un parpadeo y se apagó por completo dejando verse solo una tenue luz a través de las cortinas con el ventanal abierto.

 
— Te vez preciosa con ese vestido  – la sombra volvió a pronunciarse esta ves por medio del espejo haciendo que Minerva se sobre saltara pero no nunca grita 
 — ¿Hasta cuando piensas molestarme Gabriel? 
 ¡Huy! Tan arisca como siempre. Pues la verdad no lo sé, eso dímelo tú ¿a ver quiero saber que tanto aprendiste de "los seres sombra" estando conmigo.... vivo... jajajaja

La luz se volvió a restablecer y el espejo se dibujaba algo que se parecía a un corazón negro hecho de carbón. La hora había pasado más rápido y Minerva iba atrasada. Tomó sus cosas y se dirigió a la calle, cerrando muy despacio









Alengüei Kayún





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