A la mañana siguiente en el pueblo Angie se veía bastante mejor y ya tenía mucha hambre y fue sus clases como si nunca le hubiera pasado nada
En la escuela era todo normal, las festividades habían pasado y ya pronto empezarían las vacaciones.
—Belinda, pero que cara traes ¿te sientes bien?
La muchacha rechoncha tenía un perfil caído y ojeroso y estaba a punto de vomitar cuando corrió a los baños chocando con Teresa quien venía en dirección a su amiga
—¿Y a esa qué le pasó?
—Ni idea, pero tú tampoco te ves muy bien
—Me duelen un poco los huesos, pero estoy bien creo que me va a dar gripe
—¡Ay no!
Todo parecía ir transcurriendo con normalidad, salvo una cosa: Nicanor no apareció y de verdad que él siempre ha sido muy responsable en sus cosas y ni siquiera había mandado un mensaje a su prometida. Todo era muy extraño, luego de esa última semana ya tocaban vacaciones y cada quien se iría por su lado. Angie por la tarde fue a casa de Nicanor para saber que le había pasado—Hola Pequeña Pelusa, pasa, Nicanor está en el cuarto
La madre del chico siempre alegre y hermosa le abrió la puerta para que entrará y cuando subía por las escaleras hasta la habitación sintió un escalofrío y una sensación de pesadez que casi por instinto se llevó la mano al escapulario. La puerta estaba cerrada y al golpear con los nudillos la madera, se oyeron unos pies descalzos sobre la alfombra. Al abrirse Nicanor ve a los ojos de Angie y se abalanza hacia ella en un abrazo largo y profundo y un suspiro tanto profundo deja escapar un sollozo casi incontrolable.
Luego de un rato recostados sobre la cama Nicanor más calmado le cuenta lo que le había pasado aquella noche luego de se despidieran en la puerta de la casa de ella
—En el camino a mi casa me encontré con Emilio, Sofía y Belinda quienes me invitaros a un lugar cerca de ahí que querían hablarme de algo muy importante acerca de ti. Les expliqué que era muy tarde y que ya te había acompañado hasta tu casa, pero me dijeron que la cosa iba a ser breve y la verdad que no recuerdo mucho lo que pasó después
Su expresión se volvió sombría y algo turbia, el muchacho le contó que lo llevaron a un antro donde había vedets bailando sobre una tarima con un caño, sentía olor a tabaco y otras sustancias narcóticas que comenzaron a marearlo, y no entendía muy bien lo que pasaba, de pronto una de ellas se acercó a la mesa donde estaban conversando y Emilio se arrimó a la bailarina y muy cariñoso empezó a comportarse de una manera carismática y extrovertida, mientras que Belinda y Sofía se reían.
—¡Sírvete un trago amigo! – le dijo Belinda con una voz muy dulce, pero con unos ojos llenos de maldad
Al beber cada sorbo el muchacho sentía que su sangre se agolpaba en su cerebro y por su cuerpo crecía la urgencia de algo que se le escapaba de las manos. Una sensación de deseo, lujuria y placer era casi imposible de sostener hasta que de pronto estallo con la mirada de una bailarina delante de él. Con un cuerpo de Diosa, vestida con un top y pantalones de látex, unos labios rojos, cabello largo lacio y unos ojos negros con expresión muerta.
—… y la verdad que no recuerdo mucho lo que pasó después por qué mi mamá dice que llegué drogado y muy… – Nicanor baja la mirada – erecto.
La sangre se congelo en las venas de esa mujer que estaba escuchando cada palabra como si estuviera recibiendo balines uno tras de otro. Por un instante guardó silencio y secándose las lágrimas se levantó hacia el balcón a conseguir un poco de oxígeno, porque se ha vuelto pálida y las fuerzas se le desvanecían de a poco. El muchacho lleno de vergüenza se le acerca por la espalda e intenta tocarle los hombros, pero Angie se lo impide haciendo que Nicanor retroceda y ella salga corriendo escaleras abajo.
Aquella noche ninguno de los dos pudo dormir y es que la sensación de inestabilidad era inminente y se sentía muy horrible.