mayo 03, 2020

Libro 3 Cap 2 El Bar Karaoke

Aldama, Agosto 1978


Viernes por la noche y Minerva estaba lista y preparada para triunfar en las gradas mientras que Cuty en estaba apunto de subir a la tarima a cantar, sin antes tomarse un vodka para la garganta y de paso relajar el nervio y aullentar a los miedo. La muchacha lo quiere, a sus 32 años Cuty la salvo de caer a un abismo, pero no la ayudó solo, por esto le tiene una estima muy especial que se ha convertido en algo más que el amor convencional entre una pareja.

Así pues, mientras el Maestro canta, ella prefiere divertirse y pasarla bien junto a los amigos con que vinieron al bar esta noche, y fue el turno de Luciano: un hombre de 36 años, cabello castaño y algo revuelto, con una sonrisa muy contagiosa muy propia de él y esta dispuesto a jugarse esa noche al lado de Minerva.

— ¡Otro whisky por favor! – exclama Minerva como pidiendo anestesia al escuchar las canciones que hablan de la verdad en su estado más puro y cruel

— ¡A la orden mi reina ! – Luciano la atiende decidido a complacerla en todos sus caprichos aquella noche

Las risas iban y venían, los coqueteo también, las frases de doble interpretación fueron las mas sabrosas de aquella noche, siempre en un ambiente de respeto y ameno entre todos, y aunque Luciano era nuevo entre todos, por nada del mundo se quiso quedar atrás en el juego de la seducción.

Cuando Cuty,después de cantar unos cinco o seis temas, bajó del escenario a compartir con sus amigos un par de tragos y sorprendiendo a Minerva desde atrás, mientras se ríe con Jimmy y Luciano, la sostiene de la cintura y al sobresaltarla le susurra al oído.


"Siguele, siguele pa'que se le quite"


Y todos se echaron a reír, no por lo que Cuty dijo, sino por la reacción que esto provocó en la muchacha. Todos menos la argentna, quien estando en una mesa más allá con otros tres amigos, bebe la última copa de su margarita para luego ponerse de pie, en un acto decidido tomando sus pertenencias, para marchase de aquel lugar. Sin decir nada a nadie. Cuty no se dio cuenta de que la argentina se había ido enfurecida por lo que le vio hacer. Aquellas horas pasaron muy rápido después de unos cuantos tragos se subió también Shirley y otras dos muchachas más a la tarima, mientras que abajo en las gradas la fiesta continuaba entre vodka, whisky y cervezas.


          Ya pasado las dos de la mañana el antro cerraba sus puertas. Minerva sabía que el Maestro la llevaría a casa, sana y salva y por eso no se preocupaba cuando le preguntaban si la podían llevar. Luego de varios intentos, Luciano desistió y decidió marcharse dejando a la muchacha bebiendo el último trago sola, mientras que esperaba que Cuty terminara de hablar por telefoneo algo inquieto. Por los movimientos, la expresión en su rostro y su tono de voz, ella ya sabía que se trataba de la novia.


Una vez estando en la camioneta ella lo distrajo con anécdotas de lo que pasó mientras que él arriba cantando y la distracción le funcionó ya que Cuty se reía sinceramente y así mientras que la música sonaba en el pequeño radio llegaron a casa

— Hace mucho frío ¿Quieres café? Tengo ese que expide un exquisito aroma a nuez – la muchacha sabía perfectamente como manipular la voz, pero cuando lo hacía con él era solo para molestar y hacer referencia a la forma de seducir, y Cuty lo sabía muy bien

Él solo sonríe y acepta y estando en la cocina se toman el café conversado

— Gracias por el apoyo esta noche
— Nada que agradecer, simplemente hice lo que me pareció correcto: nadie, ¡absolutamente nadie! Te debe prohibir nada, la mujer que esté contigo te tiene que querer tal cual eres

La muchacha sonrió en esa forma tan encantadora que derrite a cualquiera, incluso al Maestro, luego de unos cinco o diez minutos del café, ambos se dan cuenta de que el silencio los absorbe, en el minuto él decide irse y ella acepta.

En la habitación se pone su camisón celeste semitransparente, que le queda veinte centímetros arriba de la rodilla y descalza se mete en la cama junto a la derecha de Ángel besandole la frente y la mejilla, cruzando su pierna y su brazo por encima de su cuerpo, aferrándose a su costilla en posición fetal.

Resguardada, protegida y feliz hasta el día siguiente.












Alengüei Kayún 




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