Había mucha gente dando vueltas a esa hora hasta encontrarme con esos ojitos suyos. Un hombre alto que llevaba esa chomba ploma de siempre con dos botones a la altura del cuello.
Era ya de noche y la casa ahora se encontraba distinta: con otras funcionalidades, en cada pieza una cama en vez de dos. Yo acostada en el rincón mirando a la puerta a la espera de que algo pasara… cerré los ojos en señal de resignación cuando le vi entrar. Cuando los abrí nuevamente le vi acercarse a paso calmado hasta quedar juntito a mí. Tenía miedo, esos cuartos eran de casa con luz roja y conocía demasiado bien a quien estaba a mi lado acatado con los ojitos mirando el techo. Pero aún así dudaba por que no venía solo y podría andar sediento y con hambre.
Tranquila mi niña, recuerdo que me dijo. Debió ser mi expresión aterrorizada. Yo sé quien eres, le escuche decir con un tono de voz tan dulce como pudo haber puesto.
Se coloco de espaldas a mi y le abrase por el cuello rozando la almohada. ¿Sólo dormir?, le pregunte tímida. Si mi niña, sólo dormir, me dijo me tomaba las manos. Te he venido a cuidar y a proteger esta noche.
En ese momento en vez de soltarlo me aferre más a él. Adoraba a mi protector….
por Alengüei Kayun
2 comentarios:
jajajaja
:) jajaja
Publicar un comentario