febrero 01, 2025

Una noche de placer

 Eran las nueve de la noche y la casona empezaba a tener el ambiente de un Night Clap para personas pudientes, en su mayoría jovenes de padres adinerados; con comida, bebida y algún tipo de estupefaciente que te hacía volar. Recuerdo haber visto su cara, no recuerdo exactamente por qué llegue ahí pero esa cara me envolvió, esos ojos tan grandes y expresivos destacaban sobre los demás; alto blanco con ropa negra que lo hacía ver fornido y muy bien marcado. No lo dejaba de mirar hasta que se dio cuenta de mi presencia y sutilmente se me acercó para ofrecerme un trago.

Sus ojos mostraban piedad, totalmente diferente a su vestimenta y forma de actuar, aparentemente era de líder de algo malo y no me atreví a preguntar, tenía miedo y entonces me di cuenta que mi muñeca izquierda me dolía y al darme cuenta vi una cadena sujeta que unía mi mano a mi cuello. Acepté la bebida y me la tomé de un solo trago, no me había dado cuenta que tenía mucha sed. 

Empecé a flotar y un calor recorrió mi cuerpo y escuchaba voces en todas direcciones y risas, hasta que salí de mi cuerpo y cuando lo hice me vi sentada en una silla, con piernas y manos atadas; llevaba un vestido de flores rosado y el cabello suelto No parecía asustada, al contrario, mi rostro era inexpresivo y casi placentero, Un hombre me estaba tocando y me parecía repugnante por lo que decidí abandonar mi cuerpo y ver donde estaba aquel hombre alto y cuando lo vi volví a mi cuerpo y me empecé a mover y a gritar para que él se diera cuenta de mi y así lo hizo.

Antes que el otro hombre me diera una cachetada vi el brazo en el alto detenerse sujeto por por una mano, Esa mirada piadosa se ennegreció al ver que me iba a golpear y entonces me desató y tomándome en brazos me sacó hacia otra otra habitación recostándome en una cama para que pudiese descansar, pero yo bajo los efectos de los estupefaciente lo que menos quería era quedar sola, y entonces le sostuve el brazo y lo acerqué hacia mi. 

Arriba de mi lo envolvía con mis brazos rodeando su cuello y lo empezaba a lamer y acariciar, sentía esa pasión en mi cuerpo que quemaba mis entrañas y que nacía en mi vientre para escaparse en un gemido intenso y desmedido. Sus ojos me decían que continuara mientras sus manos recorrían mi cuerpo y al querer morderlo suavemente, aquel hombre se estremeció y volviéndose violento me tomó por mis brazos llevándolos hacia arriba de mi cabeza y en un acto de pasión y lujuria me hizo suya hasta que volví a quedar con mi cuerpo inerte y yo fuera de él.

Me había desmayado.