Déjame robarte la inocencia de tu boca, de tus ojos, de tus labios, de tu intimidad, de tu ser.
Déjame robarte tu sueño, tus miradas, tu concentración de día y de noche, déjame robar tus sueños de amor.
Déjame robar tu aliento, tus fantasías románticas y eróticas. Déjame robarte la cordura, la sensatez. Déjame robarte la compostura y el respeto a lo que digan los demás.
Déjame robarte tus días, tus horas, tus minutos, tus segundos.
Quiero estar en ti, en toda tu sangre, en todos tus pensamientos.
Déjame robarte el aliento, las miradas a quien te vea, el amor a quien no corresponda. Déjame robarte la pasión, la locura y la razón.
Déjame robarte tu cuerpo, tu erotismo y tu lujuria. Déjame que pertenezcas toda a mí, todo tu ser, toda tu esencia. Soy un ladrón, un ladrón enamorado de ti.
Soy un ladrón que necesita robarte, que necesita tenerte, que necesita tan solo una palabra tuya, para entregarse por el delito de robo con todas sus agravantes. Sólo por ti, sólo por tu amor, sólo por tu ser y por tu presencia.